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Innovación. Acción y efecto de innovar. Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado. Los grandes avances de la industria no solo han venido de la mano de grandes emprendedores y visionarios, sino que la ayuda de los estados y sus gobiernos es, en muchas ocasiones, la clave del triunfo o desaparición de estos hitos. La intervención de los estados en determinados asuntos económicos o industrias también genera recelo por parte de algunos sectores, quienes aportan argumentaciones sobre las consecuencias menos favorables que estas conductas acarrean. Seguramente, todos tengan su parte de razón, pero ha habido casos en los que esta ayuda del gobierno ha impulsado la innovación en muchos sectores. Se recogen aquí algunos de ellos, que no tienen por qué ser los más significativos ni los más importantes en términos económicos o sociales.
La agricultura, la ganadería o la alta tecnología reciben ayudas de los gobiernos en forma de impuestos, subsidios, créditos o deducciones
Todos los gobiernos, especialmente el de EE.UU., han subvencionado muchos sectores de negocio vitales para la economía y el bienestar nacional. Estos apoyos pueden traducirse de muchas formas: desde legislaciones que favorezcan un determinado ecosistema hasta reducciones en tipos impositivos.
¿Por qué los gobiernos deciden actuar en el ámbito privado? Cuando un gobierno apoya de esta forma a una industria concreta, se pone en marcha toda una maquinaria que incentiva que los bancos y otras instituciones financieras otorguen a las empresas del sector condiciones favorables. Esto conlleva que esa industria reciba más capital y recursos y, por tanto, que se pueda innovar aún más en ella. Todo ello promueve que haya más oportunidades y empresas interesadas en explotarlo, lo que provoca unos precios más competitivos para que los consumidores también apuesten por estos productos.
La energía ni se crea ni se destruye
Son muchos los sectores que han recibido estas ayudas, por activa o por pasiva. El sector de la energía es uno de los más claros. Ya sea a la industria petrolera o de energía renovables, casi todos los estados consideran fundamental ayudar en el desarrollo y la exploración de ambas fuentes de energía (nuevas y viejas).
Pero también la agricultura, la ganadería o la alta tecnología reciben este tipo de ayudas, que pueden llegar en forma de impuestos, subsidios, créditos, exenciones, deducciones, depreciación y otros recursos económicamente beneficiosos.
Cada uno de estos sectores tiene diferentes motivos que justifican este respaldo (por ejemplo, en el caso del transporte, se busca asegurar el movimiento rápido, eficiente, fiable y económico de personas, mercancías y correo de un lugar a otro).
Hagamos números y tengamos sorpresa
Se calcula que desde el año 2000 solo el gobierno federal de Estados Unidos ha distribuido 68.000 millones de dólares en subvenciones y créditos fiscales especiales para las empresas. Seis empresas han recibido mil millones o más, mientras que 21 han recibido aproximadamente 500 millones.
Gracias a la inversión militar, hoy todos podemos disfrutar de Internet o el GPS
La empresa que más fondos federales y créditos fiscales ha recibido es una compañía de energía española: Iberdrola, que recibió las subvenciones federales por "grandes inversiones en instalaciones de generación de energía de Estados Unidos," según Good Jobs First.
Se calcula que si un proyecto de I + D recibe ayudas por parte de los gobiernos tiene casi el doble de probabilidades de que una empresa introduzca nuevos bienes y servicios relacionados con esta innovación.
Quizá un buen ejemplo sea el smartphone que te acompaña día a día.
Dale las gracias al gobierno por tu iPhone
Según Mariana Mazzucato, profesora de Economía de la Innovación de la Universidad de Sussex, buena parte de las innovaciones que llevamos en nuestros smartphones se las tenemos que agradecer al gobierno de Estados Unidos.
Desde lo más básico (redes móviles o Internet) hasta productos como microprocesadores o discos duros que son propiedad de empresas privadas, hoy difícilmente tendríamos estos avances si no fuera por este apoyo gubernamental. ¿Cómo? Según explica esta misma experta, los Estados Unidos crean organismos públicos (la NASA, el ARPA-E o DARPA) para una misión concreta, de los que salen avances como los que se mencionan arriba: Internet, los microprocesadores, las baterías de ion-litio, el GPS… Avances que, con posterioridad, son utilizados y disfrutados por una inmensa mayoría de personas gracias a la explotación comercial que hacen las empresas.
Así, desde George Washington hasta Barack Obama, e independientemente de si los gobiernos estaban bajo presidentes republicanos o demócratas, la historia de la innovación estadounidense es la de la colaboración activa entre los sectores públicos y privados.
Un impulso firme y decidido
Así, el presidente Washington ayudó a fomentar la industria de las piezas intercambiables, que revolucionaron la fabricación. Lincoln, por su parte, apoyó las vías férreas y los centros agrícolas en las universidades a través de la concesión de tierras. En la época de Eisenhower se desarrollaron las carreteras interestatales y la energía nuclear, mientras que podemos atribuir a Kennedy la eficiencia de los microchips.
Algunas de las tecnologías más importantes de los Estados Unidos salieron de programas que se prolongaron en el tiempo y afectaron a varios presidentes. Es el caso de la investigación médica y la biotecnología. Fue Richard Nixon quien se propuso la misión de curar el cáncer en 1971, mientras que la financiación de los Institutos Nacionales de Salud se triplicó bajo los presidentes Bill Clinton y George W. Bush.
Propósito militar, beneficio civil
No podemos pasar por alto que las ayudas de los gobiernos en diferentes sectores han provocado importantes cambios y beneficios para la sociedad civil. Así, las inversiones en el campo militar no siempre son bien vistas, pero gracias a ellas hoy podemos disfrutar de importantes avances.
Por ejemplo, las piezas intercambiables se desarrollaron en armerías públicas, originalmente para rifles. Ciento cincuenta años más tarde, los microchips, la informática e Internet han sido creados para guiar cohetes y comunicarse durante la guerra nuclear; hoy estas tecnologías dan energía a nuestros ordenadores y teléfonos inteligentes.
Por eso, y aunque muchos de estos avances han sido posibles gracias a brillantes inventores y empresas, las asociaciones entre las empresas estatales y privadas que entregan las tecnologías han permitido cambiar el mundo y avanzar en medicina, transporte, energía o agricultura.
Plan renove para todos
Otro de los mejores ejemplos que podemos encontrar sobre los beneficios que trae para la sociedad en su conjunto las subvenciones de los gobiernos lo podemos encontrar en España con los sucesivos y diversos Plan Renove que se han puesto en marcha para diferentes industrias.
Una de las primeras en tener una iniciativa de renovación de equipos fue en el parque automovilístico español. En los seis primeros meses del primer Plan Renove puesto en marcha (que subvencionaba la compra de coches nuevos a cambio de entregar uno que tuviera más de 7 años de antigüedad) se vendieron casi 171.000 coches.
El impacto de estas medidas, que en algunos casos ayudaron al sector a sortear la crisis evitando cierres y despidos, también hizo que se modernizara el parque automovilístico español, lo que hace que tengamos “mayor seguridad (primaria y secundaria)” y cumplamos “con un respeto al medio ambiente“.
Pero hay muchas otras industrias donde hay políticas de renovación de equipos: calderas, electrodomésitocs o aire acondicionado son solo algunos de ellos.
No es enchufe, es beneficio para todos
La ANFAC (Asociación Nacional de Fabricantes de de Automóviles Turismos y Camiones) publicaba un informe en el que se apuesta por impulsar el vehículo eléctrico, ya sea híbridos “enchufables” hasta los vehículos eléctricos puros, pasando por los de autonomía extendida “range extender”, compartiendo todos ellos la característica de poder proporcionar muy bajas o nulas emisiones.
Esta asociación se muestra convencida de que la penetración en el mercado futuro de estas tecnologías dependerá en gran medida de si se toman medidas coordinadas de impulso por parte de los actores clave. Solo así, aseguran, los usuarios confiaremos y aceptaremos este tipo de vehículos eléctricos, de los que se espera el mismo rendimiento, pero menos emisión de CO2, que los actuales.
La calidad del aire puede mejorarse con el uso de los vehículos eléctricos al reducir las emisiones de los motores de vehículos, tales como óxidos de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx), carbono monóxido (CO), hidrocarburos (HC), compuestos orgánicos volátiles (COV), metales tóxicos y, materia particulada (PM), las partículas más finas que pueden causar problemas cardiovasculares, pulmonares y enfermedades respiratorias.
También hacen menos ruido, el segundo factor que más afecta a la salud y la calidad de vida individual. Sólo en Europa, el ruido generado por el tráfico está vinculado con más de 50.000 muertes prematuras cada año.
El futuro urbano es eléctrico
La razón principal de las elevadas ventas de vehículos eléctricos en Noruega está en los incentivos fiscales del Gobierno
Además, el sector de la movilidad eléctrica también puede dar un nuevo impulso al desarrollo económico y crear nuevos puestos de trabajo. Teniendo en cuenta la cadena de valor (generación y distribución de energía, abastecimiento de combustible, baterías y componentes, así como las ventas de vehículos eléctricos), un estudio del Banco Mundial valora en más 250 millones de dólares a nivel mundial esta industria.
Por eso, el reto es que, en 2030, al menos el 30 por ciento de los vehículos urbanos sean eléctricos.
También en España cada vez es más frecuente ver en las calles y en las gasolineras puntos de recarga de vehículos eléctricos e, incluso, plazas de aparcamiento reservadas para estos coches de bajo consumo y menor emisión de gases contaminantes.
Incluso gobiernos autonómicos como el de Canarias tienen en marcha iniciativas para promover el uso de este tipo de vehículos y también se activó a nivel nacional, el Plan MOVEA (con renovación pendiente en 2017), que intenta precisamente impulsar esta nueva movilidad con ayudas estatales que benefician a todos.
ANFAC considera que “deben coordinarse los esfuerzos para garantizar la disponibilidad de tecnologías de almacenamiento energético a coste razonable, el desarrollo de análisis consistentes de ciclo de vida completo de las fuentes de energía, incentivos de mercado coordinados a nivel nacional y europeo, la existencia de una infraestructura de recarga suficiente y adaptada a las necesidades de los clientes a fin de conseguir su aceptación final y todo ello, sobre un marco regulatorio armonizado”.
El mejor ejemplo de los frutos que puede dar esta colaboración entre lo público y lo privado en materia de coches eléctricos lo tenemos en Noruega. “La razón principal de las elevadas ventas de vehículos eléctricos en Noruega está en los incentivos fiscales del Gobierno, que permiten que los coches eléctricos tengan precios más competitivos que los de gasolina y gasóleo”, explican desde la Asociación Noruega de Vehículo Eléctrico.
Encontrarás más información sobre la actualidad de la movilidad eléctrica en la página especializada de Renault Corriente Eléctrica.
Imagen de portada: Obama y un brazo robótico desarrollado por DARPA capaz de generar sensaciones a humanos. Fuente: Casa Blanca, por Pete Souza
Resto de imágenes: Tubete, vía Wikimedia Commons y Pixabay
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