Desde que se sabe que Apple trabaja en el desarrollo de su propio coche, toda la industría del automóvil mira ansiosa por saber quién lo fabricará. El grupo Fiat lo ha intentado, había rumores de una colaboración con BMW y últimamente se habló de Magna Steyr, pero finalmente podría ser McLaren quién ayude a la firma de la manzana a hacer realidad su coche (eso sí, McLaren niega que estén en negociaciones actualmente de cara a una inversión).
McLaren puede parecer un novato en el mercado de los automóviles deportivos, sobre todo cuando en 2015 apenas vendió 1.654 coches. A título de comparación, Ferrari vende anualmente una media de 7.600 coches y Lamborghini unas 3.000 unidades al año. Pero lo importante de McLaren no está en su capacidad productiva, sino en su experiencia tecnológica, tanto en Fórmula 1 como en los coches de calle.
La Formula 1 como laboratorio tecnológico.
La marca fue fundada por el piloto de Formula 1 neozelandés Bruce McLaren en 1963 como escudería de Fórmula 1. Y aunque su primer coche de calle, el M6 GT, no llegó a producirse de forma significativa tras la muerte de su fundador en 1970, se impuso como una escudería puntera en la Fórmula 1. Y eso tiene su importancia para Apple.
No se puede entender McLaren sin la Fórmula 1. Durante décadas, ese deporte ha sido un laboratorio de ideas e innovaciones para el automóvil de todos los días. La fibra de carbono que tantos fabricantes usan actualmente, como BMW en el eléctrico BMW i3 e híbrido i8, fue utilizada por primera vez en Formula 1 por McLaren (en el MP4/1 de 1981). Su sucesor, el MP4/2 utilizaba un motor de 1.499 cc sobrealimentado por turbo -desarrollado por Porsche a petición de McLaren- para ganar varios campeonatos del mundo de F1 de 1984 a 1986. Un tipo de propulsores que los fabricantes generalistas, 30 años después, empiezan a usar y llaman hoy "motores downsizing".
Aplicar las innovaciones de la competición al producto final
Pero el verdadero despegue de McLaren como fabricante llega en 1992 con el primer McLaren de calle fabricado de forma significativa: el McLaren F1. Diseñado por el genial Gordon Murray -el autor del OX y del T27-, el coche se hizo famoso por su precio, era la primera vez que un coche superaba el millón de dólares antes de impuestos, y por ser el coche más rápido del mundo. Su récord de velocidad máxima para un coche de serie (386 km/h) se mantuvo intacto más de 10 años, cuando lo superó el Bugatti Veyron.
Esa velocidad era posible gracias a su estudiada aerodinámica que garantizaba una estabilidad a toda prueba sin recurrir a enormes alerones. El uso de materiales entonces considerados exóticos en la F1 era otra seña de identidad: fue el primer coche del mundo fabricado en serie en disponer de un chasis monocasco en fibra de carbono reforzada con materiales composites, como el Kevlar. Incluso los paneles de carrocería y el embrague son de fibra de carbono. De ahí su extrema rigidez y ligereza.
Más allá de los coches
Tras una colaboración con Mercedes-Benz para la fabricación y desarrollo del Mercedes-McLaren SLR, McLaren decidió desarrollar sus futuros coches en solitario. En 2011, llegaba el primer de ellos, el MP4-12C que recogía todas las enseñanzas del McLaren F1 y las actualizaba al mismo tiempo que equipa un ingenioso sistema de suspensiones: el coche es capaz de girar sin inclinarse aunque las suspensiones carezcan de barras estabilizadoras.
Los automóviles que produce McLaren y su escudería de Fórmula 1 son la cara visible de McLaren Technology Group, la casa madre. La inmensa experiencia y la creatividad tecnológica que la marca ha demostrado a lo largo de su existencia son elementos que pueden interesar a otras compañías tecnológicas, como Apple. Y es que no solamente fabrica sus Fórmula 1, componentes para otras escuderías y deportivos de calle, también fabrica maquinaria de precisión para centrales eólicas y solares, investiga la nueva generación de weareables e incluso ayuda a fabricar pasta de dientes.
La Fórmula 1 se ha convertido en algo más que un deporte mecánico, ahora es esencialmente tecnológico. Como explicaba Kok-Leong Lim, director de McLaren para Asia-Pacífico, McLaren es una compañía tecnológica que corre en competición y que, de paso, fabrica coches. De hecho, una de las especialidades de McLaren son las comunicaciones y el Big Data. Un Fórmula 1 moderno lleva entre 150 y 300 sensores que envían millones de datos a la ECU y a otros sistemas auxiliares para adaptar en tiempo real los parámetros de transmisión, suspensión, encendido, mezcla en el motor, etc. Es el tipo de tecnología ideal e imprescindible para poner en marcha un coche autónomo.
McLaren Technology Group pierde dinero y no habrá inversión de Apple
McLaren quiere ampliar sus operaciones y aumentar su producción -quiere multiplicar por dos su producción para 2020-. Sin embargo, y sin que eso pueda mermar las inversiones en nuevos modelos y producción, McLaren Group Technology cerró el año 2015 con pérdidas, pues el beneficio antes de impuestos del grupo fue de seis millones de libras esterlinas, mientras que la división de coches de calle, McLaren Automotive, ganó 450 millones de libras esterlinas.
Ante el revuelo causado por la noticia de una posible inversión de Apple en McLaren, McLaren ha desmentido que las dos compañías estén en discusiones de cara a una compra o una inversión. "Podemos confirmar que McLaren no está hablando con Apple con respecto a una posible inversión", declaró el portavoz de McLaren a Motorsport. Y añadió "como podríais esperar, por cómo es nuestra marca solemos tener conversaciones confidenciales con una amplia variedad de partes, pero las mantenemos confidenciales".
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La noticia McLaren Technology Group: de la Fórmula 1 al Big Data fue publicada originalmente en Xataka por Daniel Murias .
Gracias a Daniel Murias
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