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Los ochomiles son las 14 montañas más altas del mundo, las que superan los 8.000 metros de altura. Localizados entre Nepal, Pakistán y China, suponen un verdadero reto para escaladores y alpinistas de todo el mundo por la dureza del camino, las condiciones meteorológicas y atmosféricas. La montaña más conocida es, sin duda, el Everest, aunque las consideradas más peligrosas son Annapurna (Nepal), K2 (Pakistan), Nanga Parbat (Pakistan) y Kanchenjunga (Nepal/India).
La primera que vez que se alcanzó la cima del Everest fue en 1953. Desde entonces, más de 3.000 personas han llegado a la cumbre y han sido miles más las que lo han intentado. Eso sí, cabe señalar que más del 75% de todas las personas que han escalado el Everest lo han hecho desde el año 2000.
Más montañeros, menos desgracias
Se calcula que cerca de 300 personas han perdido la vida en el Everest, aunque la tasa de mortalidad ha disminuido significativamente en los últimos 20 años, debido a una mayor comprensión de cómo subir con seguridad la montaña y a las mejoras tecnológicas que se han producido en todos los ámbitos de la escalada: desde las prendas que llevan los montañeros hasta la equipación de ayuda (como bombonas de oxígeno) y, cómo no, las telecomunicaciones.
Si hacemos un cálculo de cuántas personas fallecen en el intento de subir a la cumbre por cada coronación que se completa, observamos que 1970 y 1987 fueron los años más trágicos y que, según avanzan los años (y, con ellos, la tecnología) los índices de fatalidad van bajando fuertemente. Y eso que, como decimos, cada vez más gente intenta coronar las cumbres más altas. A mayor población montañera, debería haber más riesgo de accidente. Algo que, sin embargo, no está ocurriendo gracias a todos estos avances.
Fuente: Data360.
Del teléfono por satélite a la WiFi gratuita
Los servicios de telecomunicaciones tienen en las montañas una de sus grandes barreras. Más allá de cuestiones sobre población y la rentabilidad de las inversiones en esas zonas, las altas montañas actúan como barreras que impiden una buena transmisión de señales. Esto se debe a que los montes crean una topografía que interfiere con las señales y las velocidades, lo que exige más infraestructura de la que se necesita en una zona plana, como una ciudad o el campo.
Uno de los primeros sistemas de comunicación que llegó a estas altas cimas fueron los teléfonos por satélite, que permiten la comunicación en cualquier punto de la montaña. Desde 2010, sin embargo, se empezó a ofrecer cobertura 3G en el Everest. Esto significa que los escaladores pueden estar en contacto constante con los equipos de apoyo o expertos de la montaña. Incluso se dispone de 4G a más de 5.000 metros de altitud. Esto permite, por ejemplo, que puedas ir a la montaña con un móvil 4G, como el Asus ZenFone 2, que apenas añade peso a la equipación de los montañeros y permite conexiones rápidas a Internet al estar equipado con conectividad 4G.
Sin embargo, cabe señalar que pese a estas mejoras en la conectivdad en altas montañas como el Everest, la cobertura es un 82% más pobre que en el resto del mundo, según Open Signal.
En el caso del Everest, durante toda la ascensión se pueden ir encontrando diferentes puntos de conexión, hasta el último campamento base.
También la montaña japonesa más alta, el Monte Fuji, va a ofrecer conexión WiFi gratuita a todos los visitantes en un intento de hacer más segura su escalada. La conexión WiFi gratuita no sólo permite a nivel individual estar conectados, sino que incluso a los equipos científicos de toda índole podrían encontrar más sencillo compartir sus análisis e investigaciones si suben a las montañas equipados con portátiles como el Asus VivoBook Flip.
Montañas más seguras
La tecnología más moderna está ya, pues, omnipresente en el Everest: todo el mundo en el campo base tiene acceso a un teléfono móvil y a conexión a Internet, lo que hace que la montaña sea más segura para todo tipo de viajeros. Incluso algunos expertos de la zona proponen que los visitantes tengan en sus móviles unas tarjetas de identificación emitidas con todos los permisos de ascenso.
Esta especie de pasaporte al Everest digital contendría los datos que podrían salvar la vida de un escalador o de un Sherpa: foto del escalador, por supuesto, pero lo más importante, un código QR que, analizado con un teléfono inteligente por parte de los guardabosques del Everest, mostraría toda la información, la experiencia, el historial médico, las alergias, el seguro, la familia, los números de teléfono de emergencia de cada alpinista.
Aunque esta idea nos parezca lógica, parece que las personas de Katmandú se sorprendieron la primera vez que oyeron hablar de ello en 2012.
La tecnología también puede hacer más seguras las montañas. Como decíamos antes, casi 300 personas se han dejado la vida solo en el Everest. Uno de cada cuatro alpinistas que alcanzan la cumbre del Annapurna no consiguen volver. La mayoría sucumben a condiciones médicas tales como edemas, hipotermia y paro cardíaco después de llevar sus cuerpos al límite en condiciones donde respirar es muy difícil. Si enferman en esas zonas, la vida está a veces al límite y hay pocas posibilidades de asistencia médica.
Pero, ¿cuántas vidas se podrían salvar (en el Everest o en cualquier otra montaña), si los médicos pudiesen hacer un seguimiento de los signos vitales de los escaladores de manera remota en tiempo real y dar la voz de alarma cuando la situación sea grave?
Ya se están realizando las primeras pruebas para que la tecnología se ponga al servicio de los escaladores. Además, el sistema podría proporcionar un archivo de datos de salud para ayudar a los médicos a decidir sobre el mejor tratamiento en función de cada escalador y sus condiciones físicas.
Un GPS en la mano
Los sistemas de posicionamiento, los populares GPS, también son una herramienta útil en la ascensión a este tipo de montañas, especialmente durante la última década, cuando el uso de dispositivos GPS (Global Positioning System) ha llegado a ser común. En ello contribuye la mejora de las comunicaciones y de la recepción de las correspondientes señales, así como el hecho de que muchos teléfonos inteligentes están equipados con la tecnología GPS.
En este sentido, los GPS y los móviles son de especial ayuda para los equipos de rescate en aquellas latitudes en las que pueden realizar su trabajo sin excesivas dificultades. Si un montañero se pierde, el teléfono móvil envía señales con las que es más sencillo situar la posición de latitud / longitud en la que se encuentra la persona, lo que facilita la tarea de localización.
Incluso hay aplicaciones móviles que permiten al usuario conectar con el servicio de emergencias más cercano.
También está Rockfax, una aplicación que “democratiza” la experiencia de escalada y permite hacerla personal. Las guías son, generalmente, caras. La aplicación te permite comprar guías individuales. Los escaladores pueden registrar sus ascensos, ver fotos de la comunidad y leer los comentarios.
FATMAP es una aplicación de mapas en 3D para esquiadores, snowboarders y alpinistas. Sus modelos 3D permiten a los usuarios leer el terreno de nuevas maneras.
Telemedicina a 8.000 metros
El hecho de que cada vez más las grandes montañas tengan cobertura telefónica también conlleva que haya muchas más personas que se animen a subir de una manera segura este tipo de altitudes. Es el caso de algunas personas con diabetes, quienes tienen que tener un control diario y exhaustivo de los niveles de glucosa en sangre.
Josu Feijoo es un alpinista y aventurero español que lidera el proyecto “Diabéticos sin Fronteras”. Ha realizado varias expediciones al campamento base del Everest (5.350 metros) formadas por cuatro jóvenes que, como él, tienen diabetes. Todos van equipados con el servicio de seguimiento y control remoto de la enfermedad diseñado por Telefónica Digital.
Durante el tiempo de aventura, los alpinistas pueden utilizar el servicio de gestión de pacientes crónicos sabiendo que sus parámetros clínicos estarán supervisados por los profesionales médicos de Axismed. Además, los expedicionarios han recogido cada día sus experiencias y anécdotas en el blog http://ift.tt/2aeQODu.
Rescate de altura
La llegada de la tecnología a estas cimas tan altas permite que, en caso de incidente, los equipos de rescaten sepan casi en tiempo real el motivo de la incidencia.
Los helicópteros B3 están diseñados para funcionar hasta 23.000 pies. Los B3 han sido una constante desde hace décadas en varios destinos de montaña, especialmente en los Alpes, donde se han salvado cientos de vidas. En cambio, en Nepal, los B3 tenían hasta hace poco un uso limitado. De las pocas experiencias en esa zona está un vuelo de 2005 en el que un piloto francés aterrizó un modelo reducido a la mínima expresión en la cumbre del Everest.
En los últimos años, Fishtail Air (la compañía de helicópteros de salvamento de Nepal) en asociación con la compañía de helicópteros Swiss Air Zermatt, ha desplegado una pequeña flota para realizar cientos de evacuaciones exitosas en el país, incluyendo el rescate de un equipo español de tres personas a 23.000 pies en el Annapurna (el rescate en helicóptero más alto de la historia).
WiFi para algo más que Instagram
El hecho de que las montañas más altas y peligrosas estén equipadas con la más alta tecnología es un avance para todos los montañeros, especialmente a nivel de seguridad. Además, en una época en la que se impone la experiencia audiovisual, la llegada del 4G a las zonas más altas del planeta permite ver en vídeo de alta definición, y casi en tiempo real, las expediciones que se realizan.
La cara más amable la encontramos en aquellos perfiles de Instagram que comparten sus fotos desde lo más alto del mundo. La cara menos reconfortante para muchos es la masificación de estas altitudes y el hecho de que ni siquiera en las zonas más recónditas del planeta se pueda ya disfrutar del silencio.
Irse al fin del mundo con tu tecnología
Como vemos, cada vez tiene más sentido ir completamente equipados desde el punto de vista tecnológico hasta cualquier rincón del mundo.
Los avances técnicos están permitiendo que incluso en los sitios más insospechados (e incluso inhóspitos) haya todo tipo de conectividad (4G o WiFi) que permita que los usuarios estemos permanentemente conectados, para aumentar la seguridad colectiva e individual. En el caso de las altas montañas, eso sí, nuestros dispositivos deberán ser lo más ligero posible (como los mencionados ZenFone 2 y VivoBook Flip), con el fin de añadir el menor peso imaginable, sin que ello suponga una merma en las opciones y prestaciones.
Prestaciones y ligereza se convierten, pues, en un binomio básico y fundamental para ir a explorar los límites de la tierra y de la resistencia humana.
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