Descargar o compartir archivos a través de Internet es una práctica ilegal en Alemania por la que puedes ser perseguido penalmente y tener que afrontar multas de diversas cuantías. Sin embargo, es una situación que no todos conocen y con la que algunos se topan de repente y tras la llegada de una carta informativa que exige el pago de la multa.
“Llegué a Alemania con un portátil con la aplicación P2P Popcorn, que utilizaba sin problemas en Sudamérica. Por descuido, olvidé desinstalarlo y, sin saberlo, compartí archivos audiovisuales (Superman y Alleigant). Dos meses después, me llegaron 3 multas, cada una por 915 euros y con una carta de culpabilidad lista para que firmase. Cada una por compartir 50 segundos, 1 minuto y 10 segundos, respectivamente”.
Abmahnung, la carta que nunca querrías recibir
La experiencia que nos cuenta Alejandro no dista mucho de la de otros usuarios. “Me fui a vivir con un amigo venezolano y me advirtió para que no me bajara nada porque ya había tenido problemas”, nos relata Esther.
En este caso, fue el cuñado de su amigo quien, estando de paso, se dejó abierto un programa torrent. “Al cabo de un mes le llegó una carta de los abogados de Sony Alemania diciendo la hora, fecha y el lugar donde se había descargado una película. Le reclamaban unos 1.000 € y algo de disculpas para, de esa manera, evitar llegar a los tribunales”, nos explica.
Estas cartas se conocen en Alemania con el término Abmahnung y no están exentas de cierta polémica.
Hay bufetes de abogados especializados en hacer un seguimiento del tráfico P2P para identificar las IP de los usuarios que comparten contenido protegido
Según la legislación alemana, el titular de los derechos de autor de una obra puede exigir a un servidor de Internet que revele el nombre y la dirección del dueño de la conexión a Internet. Éste sería responsable económico de las descargas ilegales que se efectúen en esa conexión.
Al parecer, las compañías dueñas de obras protegidas por derechos de autor (como música, películas o juegos) contratan a despachos de abogados (aquí puedes consultar algunos de ellos y sus principales clientes) para que hagan un seguimiento del tráfico de BitTorrent y similares en busca de estos archivos y la posterior dirección IP. Una vez localizada ésta, se solicita al proveedor de servicios de Internet el nombre y la dirección del cliente.
El poder de los despachos de abogados
Según algunas fuentes, se han llegado a mandar cerca de medio millón de cartas como las que nos detallaban anteriormente.
La mayoría de estas cartas exigen que el titular de la conexión a Internet pague al propietario del copyright una cuantía que oscila entre los 300 y los 1.500 euros por daños a los derechos de autor, alegando haber intercambiado de forma ilegal determinados archivos. La misiva suele venir acompañada de una especie de contrato en el que la persona declara su arrepentimiento y se compromete a no volver a compartir ilegalmente archivos.
Los proveedores de Internet están obligados a facilitar la identidad de los propietarios de una IP si desde ésta se ha compartido material con copyright
Para Esther, esas misivas son, claramente, “un chantaje. Mi amigo tenía contacto con otros abogados y no tuvo que pagar, pero es habitual recibir este tipo de carta”.
Alejandro también usa la palabra chantaje. “Me asesoré con un abogado, quien me indicó claramente que ni pagara ni firmara, pues eso implicaría que aceptaba la culpabilidad, lo que, a su vez, generaría un registro negativo en el historial criminal”. En su caso, la misiva estaba firmada por Waldorf Formmer, uno de esos bufete de abogados especializados en este tipo de demandas. “Exigen un pago para evitar ir a juicio”, asegura Alejandro.
Algunos denuncian que estas cartas se han convertido en un gran negocio para la industria alemana del contenido, las firmas antipiratería y sus abogados, especialmente estos últimos.
Por eso, en 2013 se realizó una modificación y entró en vigor la Ley de prácticas comerciales improcedentes (Gesetz gegen unseriöse Geschäftspraktiken), cuyo objetivo es proteger a los consumidores de las prácticas comerciales inadecuadas en una serie de áreas. El objetivo era, precisamente, limitar el envío de estas misivas.
Sin embargo, algunos dudas de su efectividad, ya que no parece que se haya detenido la avalancha de cartas de advertencia por el intercambio de archivos.
Fuente: Statista.
Dicen que hecha la ley, hecha la trampa
A grandes rasgos, podemos decir que la ley alemana establece que, si no has pagado por ello, descargarte o compartir contenidos a través de Internet es ilegal. Sin embargo, y como todas las leyes, esta normativa tiene también su parte confusa y sus, en cierta medida, lagunas.
Por ejemplo, se supone que no te puedes descargar nada de redes P2P o de páginas como Megaupload. Pero algunos usuarios encuentran alternativas. “Allí está prohibido, pero siempre podías hacer cosas para poder descargar”, relata Alberto. Por ejemplo, “yo pedía que me lo descargaran en España y luego, a través de Dropbox, me lo colgaban y lo descargaba” explica. “Eso en teoría sí era legal. Y si no lo era, todavía no he recibido ninguna multa”, añade.
María, por su parte, encontró el servicio Put.io, que aunque es de pago, permite ver contenidos supuestamente ilegales. “Tienes que buscar el link donde está el archivo que te gustaría ver. Lo pegas en esta página y se descarga en algún servidor remoto. Tú lo puedes ver en streaming encriptado, de forma que está todo muy protegido para que no te pillen”, relata.
Acudir a un ciber café o bajar los archivos desde Dropbox son algunas de las soluciones encontradas por algunos usuarios españoles en Alemania
Esther optó por acudir a un ciber café para bajarse aquel contenido que quería. “Obviamente no fui a preguntar si podía descargármelo, pero hay gente que lo hace y no sé cómo lo gestionarán los comercios”, porque la ley alemana, en este sentido, es clara: el propietario de la conexión es el responsable, incluso aunque la conexión no sea segura y haya sido utilizada sin autorización por un vecino o cualquier otra persona.
Por eso, lo normal es que cuando alquilas un piso en Alemania (incluidos también los apartamentos turísticos) firmes que tú eres responsable del uso que hagas de la conexión a Internet. “En principio la multa se asocia al dueño de la conexión a Internet, pero ellos suelen incluir en los contratos que, si llega una multa asociada al periodo de tu estancia, entonces tú eres el responsable”, explica María, quien se enteró de la política alemana respecto a las descargas en Internet cuando tuvo que firmar el arrendamiento de su primer piso.
¿Preparado para verlo todo en alemán?
María se declara muy fan de determinadas series, como Lost, Twin Peaks o Juego de Tronos. “Cuando emitían Perdidos, apenas había plataformas legales dónde ver contenido casi a la vez que en Estados Unidos. Tenías que verla el momento si no quería sufrir un spoiler”. Básicamente, María se bajaba series y películas y solo aquella música que no encontraba en Spotify.
María es una de las españolas que se marcha de España hacia Alemania buscando oportunidades laborales. “Viviendo en el paro no me podía permitir pagar todos los meses 10 o 20 €, pero aquí sí. Netflix llegó a Alemania un año antes que a España y desde el primer día tengo cuenta en Netflix”.
Partidaria de pagar por servicios como Netflix o Spotify (de hecho, lamenta que HBO aún no haya llegado al país germano), se queja sin embargo de que aún siga habiendo reticencias a emitir en versión original y al mismo tiempo que en el resto del mundo determinadas series y películas. “Soy muy fan de Twin Peaks y allí en Alemania ha llegado 4 días más tarde que al resto del mundo y encima doblado”, protesta.
También hay canon, pero por ver la televisión
Esta española también nos cuenta que en Alemania es obligatorio pagar un canon o impuesto para sufragar la televisión pública. “Tanto si ves la televisión como si no, en cuanto te censas en una casa y tienes un ordenador, un móvil o una televisión tienes que pagar este impuesto”.
Esta tasa está gestionada por la SGAE alemana, conocida como Gema. Esta española reconoce que al principio se mostró reacia a abonar esta cantidad (unos 17 euros al mes por vivienda), pero que acabó abonándolo, sobre todo tras recibir las explicaciones de sus compañeros alemanes, quienes aseguran que así se financia la radiotelevisión pública. “Tengo entendido que las noticias no son tan subjetivas gracias a que son más imparciales gracias a este es un impuesto”, declara.
Por cierto, si quieres ver la televisión de España a través de Internet, puede que también te encuentres con algunas dificultades. Alberto asegura que, al llegar a Alemania, se encontró con el problema de no poder ver la española en su tablet por su dirección IP. “No entendía por qué no podía ni ver la televisión de España. Me puse como loco a buscar programas para poder cambiar IP sin pagar por hacer eso. Al final, tuve que pagar, pero a través de una aplicación (Astrill) de la Tablet pude ver la televisión a través de Yomvi”, explica.
Nota: Todas las historias son reales y están contadas por sus protagonistas, quienes prefieren no ser plenamente identificados, por lo que únicamente aparecen con su nombre de pila.
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La noticia Españoles “torrenteros” por el mundo: cuando te vas a vivir a Alemania y descubres que no puedes descargar nada fue publicada originalmente en Xataka por Arantxa Herranz .
Gracias a Arantxa Herranz
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