Hoy llega la primavera de manera oficial. Momento ideal pues para sacar la cámara de paseo y plasmar el espectáculo de la floración que ya lleva unos días en pleno apogeo. La variedad que se lleva casi toda la atención en esta época es el almendro, con su flor blanca/rosada que, en grandes extensiones, nos deja un manto difícil de resistirse a fotografiar. Pero no es la única explosión de color que tiene lugar estos días. Frutales como los ciruelos o melocotoneros, o la flor blanca de los cerezos convierte las últimas semanas de marzo y primeras de abril en un momento esperado por muchos fotógrafos.
Hacer fotos a las flores es todo un ejercicio que, bien ejecutado, nos puede dar unos resultados espectaculares. Sobre dónde acudir a fotografiar la floración, consejos, trucos y equipo necesario vamos a hablaros hoy. Empecemos.
De un almendro en flor solo queda el recuerdo (y tus fotos)
Llegado a España hace unos 2.000 años, no hay árbol que refleje mejor el final del invierno que el almendro. Originario de regiones montañosas de Asia central, este frutal tiene por nombre botánico Prunus amygdalus y pertenece a la familia de las Rosáceas.
De los frutales, el almendro suele ser el primero en florecer, y ese momento es un indicador de que el invierno está próximo a su fin. Su floración se produce antes que la de otros frutales debido a que necesita menos horas de frío (habitualmente por debajo de los 7 grados centígrados).
En cuanto a sus flores, tienen cinco sépalos y cinco pétalos, y aunque se asocia normalmente con el color blanco, la tonalidad puede variar entre blanco y rosado. Pero el color da igual cuando se sale al campo a disfrutar de los primeros rayos de sol que ya calientan.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero
(Miguel Hernández)
Esta elegía la escribió en 1936 Miguel Hernandez cuando su amigo Ramón Sijé murió repentinamente a los 22 años, lamentándose en ella Hernández de no haber podido reconciliarse con él tras pasar unos malos momentos. Para mi, el serventesio final recoge las flores del almendro florecido como idea de la fugacidad de este momento de la floración y de cómo él sintió lo mismo al no poder hablar de todo lo pendiente con Sijé.
Esta situación de provisionalidad, de un momento solo, alrededor de la floración del almendro y otros frutales, lo que le da una dimensión romántica al hecho de salir a fotografiar lo que ya no se repetirá de la misma manera nunca más.
La floración en marzo, dónde acudir para hacer fotografías
Aunque cualquier parque de nuestra ciudad seguro que tiene rincones para practicar la fotografía de flores, hay citas y lugares concretos en los que confluyen una serie de condicionantes para que sean los más idóneos.
Si hablamos de almendros en flor, no hay que irse muy lejos de Madrid. Al final de la calle de Alcalá está el Parque Quinta de los Molinos, donde 1.500 almendros en flor viven estos días su máxima intensidad. Date prisa porque, como en otros lugares, el apogeo fotográfico no dura más que días.
Otro frutal que vive con la llegada de la primavera un verdadero acontecimiento es el cerezo. Y la zona más conocida y relevante por numero y concentración en poco espacio es el Valle del Jerte. Allí, a partir de la próxima semana y hasta la primera de abril se irá produciendo la floración de más de un millón y medio de cerezos, lo que teñirá de blanco todo el valle.
Si lo que queremos buscar, además de fotos de flores de cerca, son paisajes diferentes, en Murcia, concretamente en Cieza, entre la segunda y tercera semana de marzo suele tener lugar la llamada Floración de Cieza, caracterizada por la variedad de tonos y colores de los campos de frutales de diferentes variedades, principalmente ciruelos y melocotoneros.
Y si queremos que la experiencia sea internacional, anota para el futuro lugares como Holanda con los tulipanes, California con sus amapolas o el espectáculo de Japón con los cerezos, una de las principales razones para viajar a este país en abril.
Para hacer fotos de flores hay que madrugar
Y no es porque se las lleven, se acaben o se escondan. Pero conseguir una buena sesión de fotos de flores requiere madrugar. Si no es posible, habrá que evitar las horas centrales del día por las duras sombras y contraste que nos dificultarán sacar lo máximo de la sesión, y esperar al atardecer.
Pero la primera hora del día va a ser casi siempre la más adecuada para fotografía de la floración. La luz es menos agresiva y nos creará unas sombras más naturales que no destacarán sobre la foto.
Además, madrugar tiene el regalo extra de que, por estas fechas, será fácil encontrar rocío sobre las flores que le darán un toque único a las fotos. También habrá menos viento, un factor que nos puede arruinar una salida si es demasiado fuerte. Por mucha técnica, equipo o predisposición que llevemos, el viento fuerte hace imposible hacer fotos de flores (al menos en directo)
La nitidez lo es todo
Cuando se trata de fotografiar una flor, lo que buscamos en primer lugar es la nitidez. Por ello es importante el uso del trípode y el disparo remoto. Podemos escoger entre los diferentes modelos, incluso inalámbricos, del mercado, o, si no queremos realizar ningún gasto más, nos bastará con el temporizador. Con esto evitamos que el momento del disparo provoque un temblor que varíe el plano de enfoque ya conseguido y perdamos nitidez justo donde la estábamos buscando.
La fotografía de flores es una ocasión perfecta para aprovechar los controles manuales. Usa el modo M y, fijando la sensibilidad en el valor ISO más bajo que puedas (así evitaremos el ruido que estropee la nitidez que queremos para la foto) y la apertura que necesites, haciendo caso al exposímetro ajusta la velocidad de obturación. Aquí de nuevo agradeceremos el trípode en caso de que el valor que nos marque el exposímetro como adecuado no sea compatible con el disparo a pulso.
También es importante que el disparo, si tu cámara lo permite, lo hagas en RAW. Así podremos corregir posibles defectos en el proceso de revelado posterior en el ordenador.
Si nos lo podemos permitir o ya lo tenemos en nuestro equipo, es conveniente recurrir a un objetivo de tipo macro o en su defecto, a lentes de aproximación. Si además de la flor queremos obtener una instantánea que incluya más elementos del árbol, un objetivo angular será el idóneo, permitiéndonos acercarnos y captar los detalles de la flor al mismo tiempo que en la escena entran otros elementos.
Si no es una foto macro lo que queremos, buscaremos usar una f entre 8 y 11 y calcular la hiperfocal para conseguir la máxima profundidad de campo. En paisajes, la panorámica puede dar mucho juego si hay grandes extensiones de árboles en floración.
Para tratar de conseguir grandes resultados no dejes de probar diferentes encuadres y ángulos porque, lo que puede parecer una foto cualquiera, con paciencia y nuestra inquietud puede convertirse en la mejor foto de la salida al campo. También probar con el trípode a diferentes alturas te sorprenderá. Por último ten en cuenta que pocos tipo de fotografía como la de paisajes y flores es tan adecuada para aplicar la regla de los tercios.
Profundidad de campo y el fondo, de ellos depende el éxito
Lo que buscamos con la fotografía de flores es darle a ese elemento todo el protagonismo. Por tanto es esencial que no haya otros elementos en el encuadre que le resten protagonismo. Para conseguirlo hay que controlar lo que hay en el fondo de la imagen, o, mucho mejor, directamente desenfocarlo jugando con la profundidad de campo.
Para conseguir una profundidad de campo muy pequeña podemos recurrir a f bajos, o a usar el zoom si disparamos con un teleobjetivo. Ese juego con pequeñas profundidades de campo nos permitirá tanto desenfocar el fondo para evitar distracciones como destacar un elemento concreto incluso en algo tan pequeño como una flor.
Extras que no vienen mal: paciencia y pantallas abatibles
Además de la técnica, consejos y equipo básico, hay más elementos que podemos poner de nuestro lado para ese difícil arte de fotografiar la flor del almendro (u otras). Una de las más importante para mi es la paciencia.
No todos los acompañantes comprenden que podamos pasar media hora alrededor de una sola flor realizando ajustes, cambios de lugar, comprobaciones de las fotos que hemos hecho, pruebas y más pruebas . Y así varias medias horas más en una larga mañana.
Lo ideal pues será siempre que se pueda salir en grupo con el mismo objetivo: fotografiar la floración. Con ellos nos estamos asegurando conversación en las largas horas con flores, comprensión y también aprendizajes/consejos en directo que nunca vienen mal.
Puede parecer obvio pero no deberías subestimar salir al campo con gorra, gafas de sol, protector solar y paraguas/chubasquero. Y para completar la mochila, seguro que agradeces llevar una esterilla de camping/gimnasio para poder arrodillarte o incluso tumbarte de forma más cómoda en casi cualquier lugar.
Precisamente para evitar posturas incómodas o conseguir puntos de vista diferentes, una cámara con pantalla abatible es muy recomendable. Si tenemos la opción de que además incluya conectividad y poder usar la pantalla del smartphone como monitor externo, no nos vendrá nada mal.
Imagen | Fusky | Olga Pepe | Pérez Pacheco |
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La noticia Dónde ver y fotografiar la floración del almendro fue publicada originalmente en Xataka por Javier Penalva .
Gracias a Javier Penalva
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