La primera vez que aterricé en el Aeropuerto Internacional de San Francisco y me dispuse a tomar un coche de alquiler por la U.S. Highway 101 en dirección a San José, el gran impacto para mí no estuvo en el diseño de la arquitectura local o en el aspecto del terreno, que gracias a su cálido clima es muy similar al que encontramos en gran parte de España, sino en los luminosos carteles que presidían los edificios de oficinas que iba encontrando.
A ambos lados de esa gigantesca autopista donde camionetas y todoterrenos más grandes que mi salón circulaban diligentemente por cualquiera de sus decenas de carriles (y no estoy exagerando), veía pasar las sedes de compañías cuyos productos o servicios había estado usando desde hace años desde hace años. Los logotipos de Evernote, Oracle o Salesforce.com me recibían en mi llegada a Estados Unidos.
De pronto, los iconos de aplicaciones que había usado durante años en mis dispositivos se hacían realidad física en forma de grandes edificios rodeados de vastas zonas ajardinadas para uso y disfrute de sus empleados. Sí, básicamente me estaba moviendo por una gigantesca zona industrial sin ningún encanto estético en particular, pero para un apasionado de la tecnología como yo ver todo aquello resultaba especialmente estimulante.
Silicon Valley, el famoso Valle del silicio, ese cuyo nombre todo el mundo conoce e idealiza en cierto modo, pero que casi nadie termina de imaginarse en forma física, empezaba a desplegarse ante mí de la forma más americana posible: siguiendo durante millas y millas el trazado de una enorme e implacablemente trazada carretera.
Bienvenidos al Condado de Santa Clara
Dejadme ser honesto con vosotros: por nada del mundo os recomendaría visitar esta zona si no sois realmente aficionados la tecnología. Situado al sur de la encantadora San Francisco, a simple vista el rico condado de Santa Clara se caracteriza por su terreno árido, muy similar al que podríamos encontrar en el margen mediterráneo de España, y por estar prácticamente recubierto por poblaciones que viven por y para las grandes empresas que allí se asientan.
Eso sí, a poco que nos interese la informática, su historia y todo lo que hoy se mueve en torno a ella, este condado será parada obligada en nuestra visita a California. De hecho, no nos llevará más de un día visitar los puntos obligatorios de la zona, dos si nos lo tomamos con mucha calma, siempre y cuando contemos con vehículo propio para realizar los desplazamientos por esta vasta área.
No nos llevará más de un día visitar los puntos obligatorios de la zona, dos si nos lo tomamos con mucha calma
En sí, el Valle de Santa Clara que sirve como referencia geográfica para esta mitificada zona apenas cuenta con más de 50 kilómetros de longitud y una anchura de algo más de 20 kilómetros, con San José como gran centro urbano. A lo largo del mismo, localidades como Palo Alto, Mountain View, Cupertino o Sunnyvale se suceden sin una diferenciación evidente entre ellas, dada la alta densidad de terreno urbanizado de la zona.
Sin tener en cuenta el factor cambiante del tráfico, algo más de media hora de carretera separa San Francisco de la entrada norte al Valle, mientras que el regreso desde el punto más alejado no debería suponer más de una hora. Estas referencias temporales se pueden multiplicar por tres o cuatro perfectamente si no tenemos en cuenta las horas a las que los trabajadores locales se desplazan; afortunadamente, las apps de mapas más habituales son particularmente efectivas informando del estado del tráfico en este territorio (cosa lógica si tenemos en cuenta que gran parte de sus creadores habitan allí y son por tanto los primeros interesados).
Subiendo y bajando por El Camino Real
Una anécdota local que siempre me fascinó fue la de que en Estados Unidos se llegan a construir autopistas lo suficientemente anchas como para que pueda aterrizar en ellas un avión en caso de emergencia. Suena excesivo para nuestros estándares, pero representa a la perfección la forma en que los americanos entienden el tamaño de todo: su comida, sus coches, sus casas y sus carreteras.
Fiel reflejo de ello es la mastodóntica Ruta 101 que a su paso por la Bahía de San Francisco sirve como espina dorsal para Silicon Valley y es, por tanto, la vía más efectiva para desplazarse por él cuando no se encuentra congestionada. Paralelo a la misma avanza El Camino Real, la antigua carretera que conectaba las misiones españolas en California y que hoy actúa como principal avenida de las poblaciones que se distribuyen por el Valle.
La antigua carretera que conectaba las misiones españolas en California actúa como principal avenida de las poblaciones que se distribuyen por el Valle
Denominada a efectos oficiales como la Ruta 82, será la vía más pintoresca de cubrir la zona por atravesar el corazón de cada localidad, aunque aquí ya tendremos que hacer frente constante a cruces y semáforos que obviamente harán el recorrido más lento que la autopista, siempre y cuando no haya atasco en ella. Una combinación de ambas, haciendo uso de nuestra app favorita de mapas para conocer el estado del tráfico, logrará que optimicemos al máximo nuestro periplo.
Durante kilómetros y kilómetros, pueblos que se confunden entre sí, establecimientos comerciales de una sola planta, concesionarios de coches de lujo y los campus de las más importantes empresas de tecnología serán la tónica constante del Camino Real, sustituyendo así a los asentamientos religiosos españoles que buscaron llevar el cristianismo a la zona entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.
La ruta de los garajes
Tan interesante como conocer los modernos complejos en los que se construye el presente de la tecnología es viajar a los orígenes del corazón de esta industria. Y para ello, obviamente, nuestra primera parada obligatoria será el garaje de HP, en Palo Alto (367 Addison Ave). A simple vista no es más que una bonita casa con una valla tan cerrada como el resto y un cartel metálico que nos hará saber que fue ahí donde William Hewlett y David Packard construyeron su primer oscilador de audio en 1938.
La ruta de garajes para el recuerdo continúa en Los Altos (11161 Crist Drive), ante el blanco portón tras el cual Steve Jobs y Steve Wozniak fundaron Apple en 1976. En una calle residencial como otra cualquiera y sin ningún encanto aparente, nada nos hará sospechar del icónico emplazamiento en que nos encontramos salvo un letrero a pie de calle que nos pedirá que no accedamos a esta propiedad privada.
Sería un error haber llegado hasta aquí y no dedicar unos minutos a estas singulares paradas tan rodeadas de mito
La trilogía se cierra con el más reciente de esta sucesión de aparcamientos convertidos en germen de multinacionales: el garaje de Google, en Menlo Park (232 Santa Margarita Ave), que la ahora CEO de YouTube Susan Wojcicki alquiló en 1998 a Larry Page y Sergey Brin para que pusieran en marcha su idea siguiendo la tradición local. De nuevo, poco más que un portón cerrado en una coqueta calle residencial para poder decir que estuvimos allí.
No os quiero engañar: no habrá nada más que hacer en estos tres emplazamientos que aparcar en cualquier lugar (sitio para ello hay de sobra, no os preocupéis), observar el lugar, tomar un par de fotos y seguir la ruta. Justificar una visita así a compañeros de viaje que no sientan especial predilección por la historia de la informática será complicado, pero en mi opinión sería un error haber llegado hasta aquí y no dedicar unos minutos a estas singulares paradas tan rodeadas de mito.
Tocando a la puerta de los gigantes
Mucho más vistoso será visitar los terrenos de juego de los grandes gigantes de la informática que habitan aquí. Por atractivo, relevancia y por lo que se puede llegar a hacer en ellos, los dos puntos obligatorios aquí serán Googleplex en Mountain View e Infinite Loop en Cupertino (al menos mientras se completa el Apple Campus 2 a unos pocos kilómetros de distancia).
En el primer caso, para visitar el célebre campus de Google no tendremos más que conducir hasta Amphitheatre Parkway, en Mountain View, y dejar el coche aparcado donde nos plazca. Seremos libres de pasear por el enorme y bonito terreno construido como centro neurálgico del coloso de Internet, aunque obviamente el acceso a los edificios donde se cuece todo sí estará restringido.
Para ver las famosas estatuas de Android tendremos que dirigirnos al centro de visitantes en en 1911 Landings Drive, y quienes sean tan fanáticos como para querer invertir su dinero en merchandise de la casa, la Google Merchandise Store está en un poco más adelante, en el número 1981. Por cierto, aunque aparentemente al alcance de cualquiera, las famosas bicicletas adornadas con los colores del logo de la compañía están reservadas para uso de los empleados, así que dejo a decisión vuestra hasta dónde queréis llegar con ellas.
A solo 15 kilómetros de distancia (con lo grande que es el mundo, chico) se encuentran los cuarteles centrales del otro gran actor de la tecnología actual: el primer Apple Campus, en el 1 de Infinite Loop. Mucho más pequeño que Googleplex, en este caso no encontraremos el contexto de un amplio campus a su alrededor por el que pasear, dado que gran parte de las oficinas de la Manzana están en realidad diseminadas por todo el Valle.
Además de tomar unas cuantas fotos con los famosos carteles de la zona, solo podremos acceder a la recientemente renovada tienda de la compañía, situada junto a la entrada principal. Es el único lugar del mundo donde se puede comprar merchandise exclusivo de Apple, incluyendo camisetas, tazas y material de papelería. Y por ahora, hasta aquí llegamos, porque ya os aviso que si intentamos ver el Campus 2 (19111 Pruneridge Avenue) solo nos encontraremos con una enorme extensión de terreno rodeado de una malla de rafia verde.
Hay otros campus en la zona, aunque en general resultan mucho menos atractivos y solo los recomendaría en caso de que nos sobre mucho tiempo: el de Facebook en Menlo Park (1 Hacker Way) llama la atención por su bello enclave a orillas de la bahía, el de HP lo podremos ver sin tener que bajar del coche cuando nos acerquemos a la pintoresca Palo Alto y el de Yahoo! en Sunnyvale (701 1st Ave) cuenta con una arquitectura llamativa en un ambiente bucólico. Para otros cuarteles como eBay o Netflix será necesario conducir hasta el final del Valle, y tampoco merecen especialmente la pena.
Museos y otros puntos imprescindibles
Una vez vistos (y fotografiados) los garajes de marras y las oficinas que más interés nos despierten, lo apropiado para completar nuestra ruta al corazón de la industria informática pasará a estar en dos museos que estimularán completamente al geek que llevamos dentro: el Computer History Museum en Mountain View (1401 N Shoreline Blvd), donde podremos dar un repaso a la historia de los ordenadores e incluso echar una partida a 'Pong' como en su momento se concibió por 17,50 dólares, y el Intel Museum en su sede de Santa Clara (2200 Mission College Blvd), el espacio de visita más atractivo que ofrece cualquier compañía de la zona.
El Intel Museum en su sede de Santa Clara es el espacio de visita más atractivo que ofrece cualquier compañía de la zona
Aunque suponga abandonar la temática informática, otro punto de interés altamente recomendable es el Centro de Investigación Ames que tiene la NASA la zona de Mountain View conocida como Moffett Field. Cuenta con un pequeño centro para visitantes, pero destaca sobre todo por la impresionante vista que ofrece el Hangar One, una gigantesca estructura que sirvió para dar cobijo al USS Macon.
Un último enclave realmente digno de visitar, y vinculado también a la historia de la tecnología, es el campus de la Universidad de Stanford, ubicado en el corazón de la pequeña localidad del mismo nombre. Entre bonitos edificios de ladrillo beige y estatuas de Rodin al aire libre, este espacio representa uno de los principales núcleos del conocimiento del Valle y nos ofrece además un paseo extraordinariamente agradable para completar nuestro recorrido por la tierra del silicio.
Cinco sitios para comer entre geeks
Ninguna ruta turística estará completa sin la correspondiente lista de locales recomendados para comer. Entre visita a empresa y empresa, estos cinco restaurantes nos permitirán recuperar las fuerzas necesarias para continuar nuestro viaje:
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Sushi Tomi (635 W. Dana Street, Mountain View): un pequeño establecimiento en una calle perdida de Mountain View que ofrece el mejor sushi de todo el Valle. No dejéis que su aspecto cutre os engañe y reservad antes de ir, que está siempre hasta arriba.
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The Counter (369 South California Avenue, Palo Alto): más allá de las cadenas de hamburgueserías típicas que ya tendréis tiempo de visitar, como In-N-Out o Five Guys, recomiendo hacer parada en Palo Alto para visitar este local donde podremos personalizar al máximo nuestro plato.
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Henry's Hi-Life (301 W. St. John St., San José): costillares tan contundentes que pondrán a prueba nuestra concepción de lo que es comer mucho. Es un local grande y con mucho encanto a la entrada de San José, pero ir sin reserva supondrá tener que aguantar una buena cola.
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Terún Pizza (448 California Ave, Palo Alto): sí, se que estaréis pensando que para comer un buen italiano no hace falta ir hasta California, pero este local está a un nivel tan alto, que sería delito dejarlo fuera de la lista. Si estáis por la zona y tenéis antojo de pizza, no la encontraréis mejor.
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Amber India (4926 El Camino Real, Los Altos): comida india de reconocido prestigio en la zona. Pedid su menú de degustación, que incluye (literalmente) decenas de platos y preparaos para descubrir lo que es una digestión verdaderamente pesada.
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La noticia La mejor ruta para visitar Silicon Valley fue publicada originalmente en Xataka por Torres .
Gracias a Torres
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