martes, 25 de febrero de 2020

El difícil arte de devolver el color a las fotografías antiguas en blanco y negro

El difícil arte de devolver el color a las fotografías antiguas en blanco y negro

El blanco y negro sigue siendo un recurso muy utilizado por los profesionales de la fotografía. Basta echar un vistazo a algunas de las instantáneas de Sebastião Salgado, Trent Parke o Chema Madoz, entre muchos otros fotógrafos reputados, para darse cuenta de que las fotografías en blanco y negro tienen una capacidad expresiva enorme. Insultante. De ahí que sean tan utilizadas en fotografía artística.

La gama dinámica de las cámaras digitales ha mejorado mucho durante los últimos años gracias a las innovaciones introducidas en la tecnología de los sensores de imagen. Pero muchos fotógrafos prefieren prescindir del realismo que les ofrece el color en beneficio de la carga emotiva del blanco y negro. Lo interesante es que, a pesar de todo esto, el coloreado de fotografías está viviendo una «segunda juventud». Las 16 instantáneas históricas coloreadas digitalmente de las que os hemos hablado lo demuestran. Si quieres saber cómo se les da color y qué sentido puede tener añadirlo a una imagen histórica, solo tienes que seguir leyendo.

Una pizca de historia

El proceso que nos permite dar color a una imagen en blanco y negro es casi tan antiguo como la fotografía misma. Pero antes de entrar en detalles y ver en qué consiste es interesante ponerlo en contexto. Los cimientos de la fotografía fueron afianzados por Abū Ibn al-Haytham, un científico nacido en el actual Irak en el siglo XI que escribió un tratado de óptica adelantado a su época, y, además, explicó el proceso de construcción de una cámara oscura. Sin embargo, la obtención de la primera fotografía de larga duración se produjo ocho siglos más tarde, en el XIX, y se atribuye al inventor francés Joseph Nicéphore Niépce.

El mérito de Niépce consistió en que fue capaz de perfeccionar la cámara oscura construida por Thomas Wedgwood dos décadas antes que él, y también acertó al elegir como sustancia fotosensible el betún, y como sustrato una lámina de peltre. Gracias a estas innovaciones pudo tomar, en 1826, la primera fotografía de larga duración. En blanco y negro, por supuesto. Lo interesante es que en ese mismo momento no solo nació la fotografía tal y como la conocemos; también empezó de inmediato la búsqueda del máximo realismo mediante la obtención de instantáneas en color.

Haytham

El inventor francés Joseph Nicéphore Niépce fue el primero que consiguió tomar una fotografía de larga duración

A principios del siglo XIX, en la época de Niépce y Daguerre, aún no era posible obtener una fotografía en color, así que los fotógrafos decidieron utilizar los recursos que tenían a su alcance para conseguirlo. Optaron por colorear sus fotografías mediante técnicas artesanales, utilizando tintes y pigmentos similares a los empleados por los pintores en sus lienzos. De hecho, el primero que lo hizo fue un pintor suizo llamado Johann Baptist Isenring. Este proceso debía llevarse a cabo de forma completamente manual, lo que encarecía aún más las de por sí carísimas fotografías, por lo que estos instantes congelados en papel solo estaban al alcance de la burguesía. La fotografía había nacido bajo la forma de un medio de expresión utilizado como sello de distinción social.

Las técnicas de coloreado de las fotografías en blanco y negro se fueron poco a poco puliendo con un objetivo muy claro: obtener el máximo realismo. Pero no mucho más tarde, en 1861, llegó la primera fotografía en color original. Su autor fue el físico escocés James Clerk Maxwell, y, curiosamente, en aquella época muy pocos prestaron atención a su innovación. Las fotografías en blanco y negro coloreadas ya eran mucho más asequibles, y, además, eran consideradas auténticas obras de arte.

Niepce

De hecho, aunque la tecnología ya permitía obtener fotografías en color de forma natural y con cierta calidad a principios del siglo XX, la popularidad de las instantáneas coloreadas fue en aumento hasta 1940. Pero poco más tarde llegaron a las tiendas las primeras películas fotográficas en color de precio accesible, y las fotografías coloreadas desaparecieron de un plumazo tanto en Estados Unidos como en Europa. Hasta la irrupción, mucho después, del coloreado digital.

Así es el reto de colorear una fotografía

Las técnicas que utilizamos hoy en día para colorear fotografías en blanco y negro son radicalmente distintas a las que se empleaban en el siglo XIX y durante la primera mitad del XX, es evidente. Posiblemente quedan personas que siguen coloreando de forma artesanal, con aceites, pigmentos y tintes; pero la mayor parte utiliza un ordenador. De hecho, para hacer nuestros primeros pinitos en el mundo del coloreado fotográfico solo necesitamos un ordenador y una aplicación de retoque fotográfico, como Adobe Photoshop, Paint.NET o Gimp, entre otras opciones. Y paciencia. Mucha paciencia.

Los profesionales suelen utilizar, además del ordenador y el software, una tableta digitalizadora con la que es posible actuar de una forma mucho más cómoda sobre la imagen. En cualquier caso, hay un paso previo esencial que todos llevan a cabo antes de empezar a colorear: la preparación y restauración de la imagen original. Habitualmente las fotografías coloreadas con técnicas digitales modernas son instantáneas antiguas disponibles en película o papel, por lo que lo primero que es necesario hacer no es otra cosa que digitalizarlas con un escáner de alta resolución.

Coloreado

Una vez que están disponibles en formato digital lo ideal es restaurarlas meticulosamente para eliminar arañazos, manchas o cualquier otra imperfección que pueda afearlas. Y aún queda otro paso importante antes de iniciar el coloreado: el proceso de documentación e investigación. Si nos hemos propuesto dar color a una fotografía histórica es muy probable que en ella aparezcan objetos y ropas cuyo tono original nos resulte totalmente desconocido. Sin las referencias apropiadas es imposible hacer un trabajo fidedigno.

Por esta razón, si queremos realizar un coloreado verosímil que enriquezca la fotografía, es imprescindible indagar para conocer el contexto histórico en el que fue tomada. Por supuesto, suele ponernos las cosas mucho más fáciles acceder a otras imágenes en color tomadas en la misma época, aunque hayan sido coloreadas a posteriori, pero en este caso es importante tener la certeza de que el responsable del color es un profesional que se ha documentado antes de llevar el teñido a cabo.

Para recrear un colorido lo más parecido al original es imprescindible documentarse muy bien, acudiendo a fuentes de la época en la que fue tomada la foto

Los expertos en el coloreado de fotografías en blanco y negro suelen decir que obtener resultados dignos es sencillo; lo realmente complejo es hacerlo bien, recreando con fidelidad las sombras y los degradados de color. Prestando atención a los detalles más sutiles. Curiosamente, no existe una única técnica que nos ofrezca los mejores resultados, aunque muchos profesionales prefieren «atacar» la imagen coloreando primero la piel de las personas que aparecen en la fotografía, habitualmente la cara y las manos.

A continuación se suele colorear la ropa, una fase en la que, como decía antes, es muy importante documentarse bien para tener referencias históricas fiables. Y la última zona de la imagen a la que se suele dar color es el fondo, una etapa que a menudo también exige un proceso meticuloso de documentación. Puede parecer que en este punto ya tenemos buena parte del trabajo resuelto, pero nada más lejos de la realidad. El siguiente paso, y quizás el más importante para obtener un acabado realmente realista, es la manipulación de la luz.

Si queremos que los objetos y las personas que aparecen en una fotografía tengan un aspecto totalmente creíble es imprescindible recrear la forma en que la luz interacciona con cada uno de ellos. La luz no solo es esencial para definir bien las zonas en sombra, sino también para dar volumen a los objetos y evitar que adquieran un aspecto plano e irreal. Lo curioso es que la técnica que se utiliza para recrearla es muy similar a la usada en pintura, y exige un dominio muy profundo del color.

El resultado puede ser asombroso

Como acabamos de ver, es mucho más importante conocer el proceso de manipulación del color y ser minucioso que la herramienta que utilicemos para aplicarlo a las fotografías. Adobe Photoshop es probablemente la aplicación más usada por los expertos en el coloreado de instantáneas en blanco y negro, pero es perfectamente posible obtener muy buenos resultados con software gratuito, como Gimp, por ejemplo. En cualquier caso, lo realmente impactante es que con una buena dosis de investigación, mucha paciencia, un dominio profundo del color y prestando mucha atención a los detalles, podemos obtener resultados tan convincentes como los que tenéis debajo de estas líneas.

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Albert Einstein, 1931 (coloreada por ColorizedHistory)
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Niño en Point Pleasant, West Virginia. Tomada por Arthur S. Siegel (coloreada por Photo Retrofit)

¿Arte o fiasco? La controversia está sobre la mesa

Esta es una pregunta procedente. En una época en la que muchos fotógrafos profesionales recurren al blanco y negro para incrementar la capacidad expresiva y la intensidad de sus fotografías puede parecer incoherente dedicar tanto esfuerzo a colorear imágenes históricas capturadas originalmente en blanco y negro. Hay quien defiende que, de hecho, esta práctica desvirtúa las fotografías mediante una manipulación absolutamente prescindible. Desde luego, es una forma de verlo.

Los defensores de estas prácticas opinan que su trabajo es enriquecedor siempre y cuando esté bien documentado y ejecutado

Los expertos en dar color a estas instantáneas, sin embargo, aunque reconocen que es imposible recuperarlo con una precisión absoluta, suelen defender su trabajo diciendo que el color permite situar las imágenes en su contexto de una forma más clara, enriqueciéndolas. Los fotógrafos del siglo XIX y la primera mitad del XX, a diferencia de los actuales, se vieron obligados a utilizar el blanco y negro porque las películas en color aún no estaban disponibles. No se decantaron por el blanco y negro por razones artísticas, lo que según ellos, legitima su trabajo siempre que se haga realmente bien y esté apoyado por un proceso de documentación fiable.

Es un punto de vista respetable, por supuesto, pero es evidente que este es un tema controvertido. Animaos y decidnos qué opináis al respecto en los comentarios del post.

Imagen de portada | ColorizedHistory
Imágenes | Dana Keller | ColorizedHistory | Photo Retrofit

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La noticia El difícil arte de devolver el color a las fotografías antiguas en blanco y negro fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .



Gracias a Juan Carlos López

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