Amazfit tiene un catálogo de relojes de lo más interesante. Tiene los Bip, que algunos consideran herederos del difunto Pebble; el GTR, más elegantes y casuales; el GTS, con un diseño más similar al Apple Watch; y el Amazfit T-Rex, el último en llegar.
Se trata de un reloj que poco o nada tiene que ver con sus hermanos, ya que como deja ver su diseño, se dirige a un público que busca un reloj más resistente. Dicho smartwatch ha pasado ya por nuestra mesa de análisis, y he aquí el resultado.
Ficha técnica del Amazfit T-Rex
AMAZFIT T-REX |
|
---|---|
DIMENSIONES Y PESO |
47,7 x 47,7 x 13,5 mm |
MATERIAL |
Polímero |
PANTALLA |
AMOLED de 1,3 pulgadas |
TAMAÑO DE LA CORREA |
22 mm |
CONECTIVIDAD |
GPS+GLONASS |
SENSORES |
BioTracker |
RESISTENCIA |
5 ATM |
BATERÍA |
390 mAh |
PRECIO |
Amazfit T-Rex
El caos de la resistencia militar
Antes de pasar a hablar del rendimiento, el diseño y la experiencia, me gustaría hacer especial hincapié en uno de los argumentos de ventas del Amazfit T-Rex: la resistencia MIL-STD-810G. La compañía afirma que el Amazfit T-Rex tiene 12 "certificaciones militares" que le permiten soportar temperaturas de entre 70ºC y -40ºC, 240 horas en ambientes húmedos y resistencia a ácidos y alcalinos. Asimismo, afirman que tiene resistencia al agua a 50 metros de profundidad.
La empresa cita que estos datos vienen de un informe "H201909246831-01-G2" que no hemos podido encontrar (de hecho, si lo buscas en Google, todos los resultados dirigen a la ficha del Amazfit T-Rex). En lo referente a la resistencia al agua, el estándar que cumple es el GB/T 30106-2013 y afirman que ha pasado los test del National Watch Quality Supervision and Inspection Center de Shangai, cuyo informe es el QT1909070. Tampoco hemos podido acceder a él.
Sobre el papel, el dispositivo debería ser resistente en saunas (ambientes húmedos) y a soluciones ácidas y alcalinas, pero si echamos un vistazo al manual de instrucciones que hay dentro de la caja, en la página 20, donde está el aviso de seguridad, se especifica lo siguiente:
"El dispositivo posee una calificación certificada de 5 ATM de resistencia al agua, lo cual significa que es resistente a la lluvia y la ducha. También se puede usar en actividades en aguas poco profundas, como nadar en una piscina.
Sin embargo, el reloj no debe usarse para bucear, bañarse, ir a la sauna o en otras actividades que conlleven impactos de agua a gran velocidad o inmersiones profundas.
No use el reloj bajo el agua. Después de sumergirlo, séquelo con un paño seco antes de usarlo o cargarlo.
El reloj no está protegido contra reactivos químicos, soluciones ácidas o alcalinas, etc. Los daños causados por líquidos no están cubiertos por la garantía".
En la propia web de la empresa se especifica que tiene resistencia a ácidos y alcalinos, pero en el aviso de seguridad se expone todo lo contrario. También se anuncia resistencia al agua hasta 50 metros de profundidad, pero no podemos bucear o hacer inmersiones profundas. Son datos que me chocan, sobre todo en un dispositivo que afirma tener resistencia MIL-STD-810G.
Precisamente, la resistencia MIL-STD-810G es una certificación militar que consta de 29 pruebas de diferentes tipos. El documento oficial tiene nada más que 800 páginas y es público, así que lo dejamos en este enlace. Que en la caja de un dispositivo se diga que cumple con el estándar MIL-STD-810G no quiere decir que haya pasado todas y cada una de las pruebas. De hecho, estas pruebas no están diseñadas para smartwatches o smartphones, por lo que están abiertas a interpretación.
Paul Staggers, Manager de Ingeniería de OtterBox (que fabrica carcasas rugerizadas), explica en Digital Trends que "cada fabricante tiene que hacer sus propias interpretaciones sobre qué significa aprobar o fallar una prueba". Por ejemplo, las pruebas de caída consisten en tirar 25 veces el dispositivo desde cierta altura, pero el test permite usar hasta cinco dispositivos en la misma prueba, por lo que cada uno puede tirarse hasta cinco veces y, por lo tanto, no mostrar el daño acumulado.
En pocas palabras: el fabricante puede hacer sus propios tests y la "certificación" está abierta a interpretaciones. La solución para salir de dudas era clara: hablar con Amazfit para que me indicase qué pruebas ha pasado exactamente y en qué condiciones, así desde Xataka nos hemos intentado poner en contacto con Amazfit, pero por ahora, sin éxito.
¿Por qué explico esto? Por pura transparencia. He analizado el reloj como hemos hecho siempre en Xataka, pero no puedo garantizar que el dispositivo resista lo que afirma que resiste. No lo he metido en ácido ni en soluciones alcalinas, ni en una sauna, sino que lo he usado como haría normalmente con mi propio smartwatch. Sea como fuere, si Amazfit responde y nos detalla las pruebas, desde Xataka actualizaremos este apartado para aclarar lo que sea pertinente. Dicho esto, vamos al análisis.
Diseño: no todo lo grueso es pesado
Empezamos por el apartado estético, donde el Amazfit T-Rex tiene más bien pocas similitudes a otros relojes inteligentes. No es ni pequeño, ni delgado ni disimulado, sino todo lo contrario. Es grueso, grande y se nota cuando lo llevamos puesto. La caja tienes unas dimensiones de 47,7 x 47,7 milímetros, es decir, que es completamente circular, y 13,5 mm de grosor. Es grande, muy grande, y eso puede ser un handicap para los usuarios que tengan las muñecas más pequeñas.
Sin embargo, y a pesar de lo que pudiera parecer, no pesa nada: 58 gramos. No exagero cuando digo que al sacarlo de la caja y tenerlo en la mano me llevé una peculiar sorpresa al notar que apenas pesaba. Cuando lo ves, la sensación que transmite es de dispositivo pesado, pero en absoluto. Hemos de tener en cuenta que en su interior no está todo el mecanismo propio de los relojes convencionales, así que eso ayuda a reducir el peso (y que está hecho de polímero, a.k.a. plástico, también).
El diseño me recuerda mucho a los Casio G-Shock, los clásicos relojes de aventura de Casio. En la parte superior tiene un generoso marco decorado con unas flechas rojas que cuadran con la brújula, cuatro tornillos gruesos que cumplen una función más estética que funcional, y los textos "Up", "Down", "Select" y "Back", que definen las acciones de los botones que hay en los cantos.
Porque sí, el Amazfit T-Rex tiene cuatro botones, ni más ni menos, dos a cada lado. Estos tiene un sutil grabado con relieve que permite diferenciarlos del resto del cuerpo del dispositivo. Destacar de ellos que tienen buen recorrido y responden rápido cuando los pulsamos, pero eso sí, "clickean" mucho.
Los dos botones de la izquierda, "Up" y "Down" sirven para desplazarse por los menús y las pantallas hacia arriba o hacia abajo. Nada más. Los dos laterales son "Select" y "Back". El primero, por defecto, está configurado para acceder rápidamente a los modos deportivos, aunque se puede cambiar para que muestre otra información, como el tiempo o la brújula, desde el reloj. "Back", por su parte, es para volver atrás. Está bien tenerlos, pero en el día a día no los he usado demasiado porque me ha sido más cómodo usar la pantalla táctil.
Mención merece también la correa, que en este caso es de silicona. En la muñeca se siente cómoda, el tacto es bueno (mucho mejor que la del Amazfit GTS) y tiene suficientes agujeros para se adapte a cualquier muñeca. Y menos mal, porque el dispositivo solo trae una correa y, aunque se puede extraer, no se puede intercambiar por una correa convencional como en otros relojes inteligentes.
¿Y qué tal la experiencia? En el día a día, al pesar tan poco, muy bien. Se nota que lo llevas puesto porque es grande, pero sin llegar a ser molesto. El problema está al hacer deporte y al dormir. Al ser tan grande, al correr o hacer deportes que supongan mover las manos (yo hago pádel, por ejemplo), notas demasiado que tienes el dispositivo en la muñeca y puede llegar a ser incómodo.
Al dormir, dependiendo de la posición, puede ser más o menos molesto. Hay relojes más pequeñitos, como el Amazfit Bip, que son menos gruesos y se pueden llevar sin problemas en la cama, pero dormir con un dispositivo tan grueso en la mano puede ser incómodo para algunos usuarios, y yo me incluyo. ¿Y por qué llevarlo al dormir? Porque analiza el sueño, aunque de eso hablaremos más adelante.
Pantalla: circular y AMOLED
Pasamos así a hablar de la pantalla. El Amazfit T-Rex cuenta con un panel AMOLED circular de 1,3 pulgadas con una resolución de 360 x 360 píxeles que, de acuerdo a Amazfit, está protegido por Gorilla Glass 3 y una capa antihuellas. En lo que a visualización se refiere, no se le puede poner ninguna queja. Se ve bien a plena luz del día y la resolución es más que suficiente para que, en una posición natural, no notemos los píxeles a simple vista.
El brillo automático funciona correctamente, poniéndose al máximo cuando la luz es directa y bajándose a un nivel suficientemente mínimo para que no nos deslumbre al usarlo de noche. El tiempo de respuesta también es correcto, por lo que la sensación global, sin llegar a la que ofrecen smartwatches de 300 euros, es muy positiva.
Ahora bien, un par de apuntes a tener a cuenta. No tiene modo Always On Display, así que para ver la información hay que hacer el gesto con la muñeca (si lo tienes configurado en la app), pulsar un botón o tocar la pantalla. Por otro lado, Amazfit dice que tiene una capa antihuellas, pero mi experiencia ha sido que las huellas se quedan muy, muy marcadas. Limpiar la pantalla del reloj es algo que he hecho más frecuentemente de lo que me habría gustado.
Finalmente, y ya puestos a ponerme tiquismiquis, entre el borde del cristal y el marco del reloj hay un pequeño, ínfimo hueco, que coge suciedad. No es nada preocupante porque se puede limpiar con una gasa y un poquito de mañana, pero es algo a tener en cuenta, sobre todo, si vas a usar el reloj en ambientes con mucho polvo.
Rendimiento: buena fluidez, pero margen de mejora en las mediciones
Lo único que sabemos de los componentes internos del Amazfit GTS es que los tiene, pero nada más. Amazfit no revela el procesador y la memoria RAM que monta este dispositivo, así que lo único que podemos afirmar a ciencia cierta es que el sistema operativo es AmazfitOS, que en términos estéticos es similar al de otros relojes de la marca.
Cuando mi compañero Ricardo analizó el Amazfit GTS puso sobre la mesa que el rendimiento tenía margen de mejora y que las transiciones eran lentas. Pues en el Amazfit T-Rex es más bien lo contrario. Todo el sistema operativo se mueve con fluidez. No es un Apple Watch o Galaxy Watch Active, entendamos el dispositivo en su contexto, pero el rendimiento es bueno.
Las esferas no son personalizables (aunque se pueden cambiar) ni interactivas, por lo que al pulsar sobre el icono de las pulsaciones o del tiempo, el reloj no hace nada. Tiene varios elementos que se actualizan, como los pasos o el nivel de batería, pero depende de la carátula que tengamos configurada. Por defecto, todas las que vienen en la app tienen una estética muy "acorde al diseño del reloj", así que si quieres algo diferente, una opción es recurrir a una comunidad como Amazfitwatchfaces.
Entre las funciones destacadas del reloj están la monitorización constante de la frecuencia cardíaca y la de sueño, algo que se puede configurar desde la app y de lo que dependerá la autonomía. La medición de frecuencia cardíaca es algo irregular y, en algunos casos, haciendo deporte ligero, me ha medido 170 ppm y, estando en reposo, 43 ppm, mediciones muy altas y muy bajas, respectivamente. Para que veáis un ejemplo de cómo varían las mediciones, arriba os muestro dos sesiones de ejercicio muy parecidas y un partido de pádel de hora y media más bien tranquilo.
Hablando de hacer deporte, se puede configurar para que detecte automáticamente la actividad física. Yo lo he llevado siempre con la detección automática de ritmo cardíaco y el asistente de sueño, pero si lo tienes configurado para que mida las pulsaciones cada minuto o cada cinco minutos, este ajuste permitirá que aumente la frecuencia cuando detecte que estás haciendo ejercicio sin tú hacer nada.
En lo referente a modos deportivos, he echado en falta una oferta más amplia. Con el pádel he desistido porque ningún reloj lo tiene, pero el Amazfit T-Rex no tiene deportes tan populares como fútbol, baloncesto o tenis. La mayoría son deportes al aire libre, como caminar, senderismo o escalada, y algunas actividades de gimnasio, así que para cualquier cosa que no esté contemplada en su escaso listado, la única opción es recurrir al modo "Entrenamiento", en general. De todas formas, ya dije antes que para hacer deporte no me parece el dispositivo más cómodo.
En cuanto a la medición de sueño, y dejando de lado que es incómodo de llevar cuando estamos en la cama, el reloj hace un buen trabajo midiendo las horas que dormimos y desglosa por sueño profundo, sueño ligero y despierto. Es un desglose quizá poco detallado, pero suficiente para tener una idea aproximada de cuánto hemos dormido. La función está ahí, pero todo sea dicho, no es cómodo de llevar mientras descansamos.
Visto esto, hablemos de las notificaciones. Como todo reloj Amazfit, el dispositivo es capaz de avisar de llamadas (no se pueden responder desde el reloj) y de mostrar notificaciones de casi todas las apps, incluyendo WhatsApp, Instagram, Twitter o el correo. Ahora bien, no reproduce emojis ni permite contestar las notificaciones ni en iOS ni en Android. Es un mirror, simple y llanamente.
Por último, destacar que permite controlar la música que se esté reproduciendo en el móvil, hacer sonar el teléfono para encontrarlo y activar una brújula, así como un poner un temporizador o una cuenta atrás. Algo que he echado en falta es conectividad NFC para poder pagar con el reloj. En su lugar tenemos AliPay, que en España sirve para más bien poco.
Resumiendo: el Amazfit T-Rex es un dispositivo con funciones básicas y muy enfocado al deporte en exteriores. El rendimiento es correcto, aunque las mediciones de ritmo cardíaco son algo irregulares, y desde mi punto de vista, puede que se quede algo corto para los que busquen un reloj más avanzado y que permita controlar más aspectos de nuestro smartphone.
Autonomía: el cargador que apenas usé
Pero si en algo destacan los relojes de Amazfit es en la autonomía, así que el T-Rex no iba a ser menos. Teniéndolo conectado todo el día al móvil y recibiendo notificaciones, con la detección continua de ritmo cardíaco, el análisis de sueño activado y con dos entrenamientos de una hora mínimo por semana, el dispositivo es capaz de ofrecer hasta 12 días de autonomía.
El cargador, lo poco que lo he usado, porque tampoco es que me haya hecho falta cargar el dispositivo a menudo, cumple con su cometido, que es cargar el dispositivo en más o menos una hora. La carga se lleva a cabo mediante dos pines PoGo colocados en la zona inferior del reloj que encajan con los puertos de la base.
Son buenos datos, sin duda, lo que se debe a un panel AMOLED eficiente y a un sistema operativo sencillo que no requiere de demasiada potencia. Si la batería es uno de los puntos que más valoras de un reloj, el Amazfit T-Rex no decepciona.
Amazfit T-Rex, la opinión de Xataka
El Amazfit T-Rex es un dispositivo que, ciñéndonos a su relación calidad-precio, se configura como una alternativa a tener en cuenta para los que busquen un reloj básico con un diseño más aventurero. Ahora bien, no puedo evitar que la resistencia militar y su opacidad me hayan dejado con la incógnita y, de alguna forma, con un sabor de boca algo amargo. Los mensajes de la marca son confusos y, a falta de arrojar algo de luz sobre el asunto, no considero que la resistencia militar tenga que contemplarse como un factor decisivo.
En lo que al dispositivo en sí se refiere, se siente bien en la mano y no es para nada pesado. Sin embargo, dado su grosor, no me ha resultado particularmente cómodo usarlo para hacer deporte o llevarlo mientras dormía. La pantalla se ve perfectamente a plena luz del día, aunque habría agradecido que las huellas se quedasen menos marcadas.
Su rendimiento es, en su rango de precios y categoría, estupendo. No hay tirones y el dispositivo destaca en fluidez, aunque el sensor de ritmo cardíaco tiene margen de mejora en la precisión. Donde realmente destaca es en la autonomía, consiguiendo que el cargador pase por completo a un segundo plano. Es, sin lugar a dudas, su principal punto a favor. Por 139 euros es un reloj al que poco más se le puede pedir.
8,1
A favor
- La autonomía, suficiente para olvidarse del cargador
- La pantalla se ve perfectamente
- La fluidez es correcta
En contra
- La resistencia militar genera más dudas que seguridad
- La correa no se puede cambiar por una convencional
- Su diseño lo hace algo incómodo para usarlo al hacer deporte o dormir
Amazfit T-Rex
-
La noticia Amazfit T-Rex, análisis: la batería enamora, la resistencia militar confunde fue publicada originalmente en Xataka por Jose García .
Gracias a Jose García
No hay comentarios.:
Publicar un comentario