No solo es 30 veces más peligroso para el cambio climático que el dióxido de carbono sino que, según los modelos de los que disponemos, se trata del causante de una quinta parte del calentamiento global: cada vez hay más metano en la atmósfera.
Es más. Según los datos provisionales de 2018 que ha presentado la NOAA, las concentraciones atmosféricas de metano aumentaron en 10,77 partes por millón solo en 2018. Esa es la mayor subida anual de las dos últimas décadas y lo peor no es eso. Lo peor es que no sabemos por qué.
Un poco de contexto
Un poco de contexto. La cantidad de metano en la atmósfera se había duplicado desde la segunda mitad del siglo XVIII. Sin embargo, nadie tenía muy claro de dónde salía tanto metano. En 1990, los niveles prácticamente dejaron de crecer o lo hicieron muy lentamente.
El retorno del metano Comparado con el resto de gases del efecto invernadero, el metano dejó de ser un problema durante 17 años. Hasta que en 2007 las concentraciones de metano comenzaron a crecer de nuevo. Y muy rápido. No ha parado de crecer desde entonces y, de hecho, los niveles han apretado el acelerador en los últimos cuatro años.
¿Qué está pasando?
¿Cómo de peligroso es el metano? En 1990, los investigadores de la ONU llegaron a la conclusión de que una tonelada de metano era hasta 21 veces más peligrosa que una tonelada de CO2. Desde entonces, los datos no han dejado mostrarnos que habíamos infravalorado su peligrosidad. Se espera que el IPCC de la ONU concluya en su próximo informe que el metano tiene un impacto 35 veces mayor que el dióxido.
Y, claro, a principios de año, alarmados por las cifras, un grupo de investigadores ya advirtió que este gas había pasado a ser uno de los grandes enemigos públicos: a diferencia del resto de gases, en este caso no tenemos ni un plan de acción para controlarlo.
Tenemos que hablar sobre el tema Así lo explicaba Ed Dlugokencky de la NOAA "El aspecto preocupante es que no sabemos qué procesos son responsables del aumento de metano tan rápido como es". Lo que más temen los investigadores es que un mundo más cálido provoque más emisiones de metano; es decir, que exista un bucle de retroalimentación al favor del cambio climático que ya está en marcha. Hay teorías, pero no tenemos pruebas. Por ahora solo son malos augurios que, esperemos, no se hagan realidad.
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La noticia El exasperante caso del metano: el gas invernadero que no deja de crecer y no sabemos por qué fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .
Gracias a Javier Jiménez
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