A finales del pasado mes de agosto tuvimos la oportunidad de analizar a fondo uno de los ordenadores portátiles convertibles del momento: el ENVY x2 de HP. Y, por supuesto, no la dejamos escapar. Nuestro interés en este equipo residía en que se trataba de uno de los primeros portátiles equipados con un microprocesador Snapdragon 835 sobre el que corría una versión de Windows 10 compilada para chips con arquitectura ARM.
Durante nuestras pruebas este equipo de HP arrojó una autonomía espectacular que osciló entre las 15 y las 18 horas en condiciones de uso reales, pero su rendimiento al utilizar la capa de emulación que permite ejecutar aplicaciones x86 sobre Windows 10 para ARM nos demostró tener un amplio margen de mejora. ¿Por qué os cuento todo esto? Sencillamente, porque el convertible de Lenovo al que vamos a dedicar este análisis incorpora un SoC Snapdragon 850 que, sobre el papel, le permite mantener las bazas del ENVY x2, como su autonomía, pero, además, pretende ofrecernos más potencia. Os propongo que descubramos juntos si está a la altura de nuestras expectativas.
Lenovo Yoga C630 WOS: especificaciones técnicas
El microprocesador de este ordenador portátil de Lenovo pide a gritos que le prestemos atención por su novedad, así que me parece buena idea que comencemos indagando en sus características. Este SoC de Qualcomm ha sido fabricado utilizando litografía de 10 nm de segunda generación e incorpora 8 núcleos Kryo 385, que, a priori, deberían ofrecernos un plus de potencia frente a los 8 núcleos Kryo 280 del Snapdragon 835 integrado en el ENVY x2 de HP del que hemos hablado en los párrafos anteriores.
Los núcleos de este microprocesador son capaces de manipular en tiempo real su frecuencia de reloj para adecuarla a la carga del sistema, al igual que los chips x86 de Intel y AMD, alcanzando una velocidad máxima de 2,96 GHz si las circunstancias lo requieren. En lo que concierne a la lógica gráfica es interesante apuntar que tiene una Adreno 630, una GPU que es compatible con las librerías DirectX 12, Vulkan, OpenGL ES 3.2 y OpenCL 2.0.
Como veis, no pinta mal, pero es evidente que esta no es una máquina para jugar ni para crear contenidos. Ante todo es un equipo con vocación ofimática que se siente cómodo reproduciendo contenidos y nos permite estar permanentemente conectados a Internet. Precisamente, la conectividad implementada dentro del propio Snapdragon 850 es una de las bazas de este chip de Qualcomm.
Y es que cuenta con un módem LTE X20 de última hornada que, según la compañía de San Diego, es capaz de alcanzar una velocidad de descarga máxima de 1,2 Gbps, por lo que, sobre el papel, su rendimiento en este escenario de uso es un 20% más alto que el del SoC Snapdragon 835, que está equipado con un módem LTE X16 que pertenece a la anterior generación.
El microprocesador Snapdragon 850 de este equipo ha sido fabricado utilizando litografía de 10 nm de segunda generación y tiene 8 núcleos Kryo 385
Otro apunte interesante: también cuenta con conectividad WiFi 802.11ad y Bluetooth 5.0. El estándar 802.11ad, que fue definido por Wireless Gigabit Alliance (ahora integrada en Wi-Fi Alliance) y no por IEEE, consigue incrementar notablemente la tasa de transferencia porque trabaja, además de en las bandas de frecuencia de 2,4 y 5 GHz, en la de 60 GHz. Pero esta mayor velocidad tiene un precio: el uso de una banda de frecuencia mucho más alta limita su capacidad de penetración de puertas y paredes, y, por tanto, también reduce su alcance.
Otro componente importante de este equipo en el que profundizaremos más adelante es su pantalla, que incorpora un panel multitáctil LCD de tipo IPS y 13,3 pulgadas. Su resolución Full HD no es espectacular, pero me parece apropiada para un panel de 13,3 pulgadas porque nos ofrece un espacio en el que se trabaja con bastante comodidad. Por otro lado, aunque este equipo está disponible con 4 GB de RAM, la versión que nosotros hemos analizado cuenta con 8 GB de tipo LPDDR4X, una cantidad que me parece mucho más apropiada porque tiene un impacto claro en el rendimiento.
Del almacenamiento secundario se encarga una poco generosa unidad flash de 128 GB fabricada por Samsung y con interfaz UFS 2.1, lo que nos recuerda que es muy similar, si no idéntica, a la que también podemos encontrar en algunos smartphones. En la sección que describe nuestro banco de pruebas comprobaremos si el rendimiento de esta unidad está a la altura de lo que podemos esperar del disco de un ordenador portátil de última hornada.
Por último, la dotación de puertos de este convertible ultraligero es escueta: tiene dos USB 3.0 de tipo C, uno de los cuales es el que utilizaremos también para cargar la batería, y un conector jack de 3,5 mm al que podemos enlazar tanto nuestros auriculares como nuestro micrófono. Eso es todo. La ranura para tarjetas SIM que nos permite habilitar la conectividad LTE está alojada en el lateral izquierdo del chasis, junto al enlace USB 3.0 que hace las veces de puerto de carga.
LENOVO YOGA C630 WOS | Características |
---|---|
MICROPROCESADOR | Qualcomm Snapdragon 850 con 8 núcleos Kryo 385, litografía de 10 nm y frecuencia de reloj máxima de 2,96 GHz |
PANTALLA | LCD IPS multitáctil (10 puntos de contacto simultáneos) de 13,3 pulgadas, resolución Full HD (1.920 x 1.080 puntos) y relación de aspecto 16:9 |
MEMORIA | 8 GB LPDDR4X |
NÚCLEO GRÁFICO | Qualcomm Adreno 630 |
ALMACENAMIENTO SECUNDARIO | Samsung 128 GB UFS 2.1 |
SONIDO | Estereofónico |
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA | WiFi 802.11ad/ac Dual Band Bluetooth 5.0 LTE Advanced Pro de 4,5 G |
PUERTOS DE CONEXIÓN | 2 x USB 3.0 Tipo C 1 x jack de 3,5 mm para auriculares y micrófono 1 x ranura para tarjetas SIM |
SEGURIDAD BIOMÉTRICA | Lector de huellas dactilares |
SISTEMA OPERATIVO | Windows 10 en modo S (es posible activarlo como Windows 10 Home) |
BATERÍA | 61 Wh (hasta 25 horas de autonomía según el fabricante) |
ACCESORIOS | Lápiz digital de Lenovo (opcional) |
DIMENSIONES | 306,8 x 216,4 x 12,5 mm |
PESO | A partir de 1,2 kg |
PRECIO | 1.099 euros (versión con 256 GB) |
Es ligero y está bien acabado
Las medidas de este ordenador portátil resultarán atractivas para cualquier usuario al que le importa especialmente la portabilidad. Los marcos superior y laterales de la pantalla apenas miden 8 y 4 mm respectivamente, lo que contribuye a que el chasis sea bastante compacto (mide 306,8 x 216,4 mm). Pero su cifra más sugerente es su grosor, que gracias a sus 12,5 mm permite que llevemos el equipo en la mano o bajo el brazo como si se tratase de un folleto o una carpeta fina.
El peso está en consonancia con lo que podemos esperar de un chasis tan compacto como el de este convertible. Y es que, aunque puede variar ligeramente de una versión a otra en función de la configuración que elijamos, apenas supera los 1,2 kg, lo que, de nuevo, contribuye decisivamente a incrementar la portabilidad de este equipo y afianza su vocación de transformarse en una herramienta que aspira a acompañarnos allá donde vayamos.
El chasis de este convertible combina aluminio y magnesio, lo que le da ligereza y rigidez
La ligereza de este equipo es posible en gran medida gracias a los materiales que han utilizado los ingenieros de Lenovo para fabricar su chasis, que combina aluminio y magnesio. Ambos elementos destacan por su ligereza y rigidez, aunque sus propiedades son diferentes. De hecho, el aluminio, que es más pesado pero también más resistente a la torsión, lo usan para proteger el delicado panel LCD IPS de la pantalla, mientras que el magnesio da forma al recinto que contiene los componentes electrónicos del portátil y soporta el teclado.
Una propiedad muy curiosa del magnesio consiste en que puede moldearse con una ligera rugosidad que lo hace muy agradable al tacto. En un dispositivo como este además ejerce un papel importante porque esta característica nos permite agarrarlo con más seguridad y sin que tengamos la sensación de que se nos va a caer en algún momento. Por último, en lo que concierne al mecanizado del chasis, como podéis intuir si observáis las fotografías que ilustran el análisis, no tengo nada que objetar. Está realmente cuidado.
Su pantalla y su teclado entran por los ojos... y el tacto
La pantalla de un ordenador portátil con una vocación tan clara de ser utilizado tanto en interiores como en exteriores debe rendir bien en ambos escenarios de uso para que nuestra experiencia no se resienta. El acabado de la película que recubre el panel es brillante y bastante sensible a los reflejos. En exteriores muy luminosos o en interiores en los que la luz incide directamente sobre la pantalla los reflejos pueden aparecer. De hecho, suelen hacerlo. Pero este equipo tiene una baza a su favor: la capacidad de entrega de brillo de la retroiluminación es lo suficientemente elevada para que los reflejos, aunque se presenten, no nos impidan seguir trabajando.
La luz se reparte de manera uniforme por toda la superficie del panel LCD IPS de este ordenador portátil
Para poner a prueba la calidad de imagen del panel IPS de este equipo recurrí a White Screen Page y DisplayMate, mis herramientas de test habituales. Su rendimiento es el que cabe esperar de un panel IPS de buena calidad: reproduce el color de una forma convincente y tiene un contraste nativo que, aunque no es tan alto como el que nos ofrecen los paneles VA más avanzados, es más que suficiente para el escenario de uso en el que va a tener que debatirse este convertible.
Por otro lado, la entrega de luminosidad es uniforme en toda la superficie del panel y no he podido identificar ninguna fuga de luz. Ni siquiera en las esquinas. Este es un problema relativamente frecuente en los dispositivos que utilizan un panel de tipo IPS, y, aunque muchos usuarios no se dan cuenta de que existe si su equipo lo padece, los más tiquismiquis, entre los que me incluyo, agradecemos mucho que las fugas de luz no se produzcan. En definitiva, la pantalla de este equipo no es tan espectacular como la del Yoga 920 de Lenovo que analizamos en Xataka hace unos meses, pero nos ofrece una experiencia satisfactoria.
Un elemento de este portátil que me ha dejado un sabor de boca estupendo es su teclado. Como es habitual en los equipos ultraligeros de chasis compacto, incorpora un teclado de tipo chiclet que nos ofrece una experiencia de uso muy diferente a la que nos proponen los teclados mecánicos. En cualquier caso, el teclado de este Yoga C630 tiene un tacto fantástico porque el recorrido de las teclas es el apropiado para largas sesiones de escritura. Y, sobre todo, porque apenas adolecen de oscilación transversal, una deficiencia que, cuando aparece, puede provocarnos fatiga en las articulaciones de las manos y malestar cuando utilizamos el teclado durante mucho tiempo.
El touchpad, por su parte, tiene un tamaño generoso. No es ni mucho menos el más grande que he probado, pero las medidas de este equipo no dejan margen para integrar un touchpad mayor. Eso sí, está al mismo nivel de calidad del teclado porque su sensibilidad tanto al toque como al arrastre es alta. Y su tacto es igualmente agradable. Es satisfactorio comprobar que los fabricantes de ordenadores portátiles de cierto nivel dan al teclado y el touchpad la importancia que merecen estos componentes.
Su bisagra es simple, pero resuelve bien su función
La bisagra que mantiene la pantalla unida al chasis principal del portátil ejerce un rol muy importante en los convertibles. Si no está correctamente diseñada y meticulosamente fabricada puede acabar degradándose con el uso y fallando. Y, cuando sucede esto, nuestra experiencia puede verse afectada seriamente. Lenovo ha apostado por implementar en este equipo una doble bisagra de pequeño tamaño que aparentemente no es muy diferente del sistema que podemos encontrar en un ordenador portátil tradicional.
Sin embargo, las bisagras de este Yoga C630 no son como las de un portátil convencional. Y no lo son porque nos permiten desplegar la pantalla 360 grados para adaptar el factor de forma del equipo al de una tableta. Durante los días que he podido probar este ordenador me he esforzado para someter las bisagras a cierta tensión, y mi valoración es positiva porque me han demostrado que son muy robustas. Su construcción es completamente metálica y me parece razonable intuir que han sido diseñadas para ofrecernos una vida útil prolongada y libre de fallos.
Cuando lo utilizamos en modo tableta la sensibilidad de la pantalla multitáctil es satisfactoria. Responde bien al toque y el refresco del panel es lo suficientemente veloz para permitirnos llevar a cabo desplazamientos rápidos con fluidez. Eso sí, si queremos tomar notas a mano alzada o dibujar no nos quedará más remedio que comprar el lápiz digital que Lenovo vende como un accesorio para este convertible porque no está incluido en el paquete. La mala noticia es que es un accesorio caro. Lenovo tiene varios lápices digitales de distinto precio, pero suelen costar entre 40 y 90 euros, por lo que es un desembolso adicional importante.
Windows 10 sobre ARM funciona, pero conlleva limitaciones
La edición del sistema operativo de Microsoft que Lenovo nos entrega preinstalada en este ordenador portátil es Windows 10 Home en modo S, una versión adaptada a los microprocesadores Snapdragon con arquitectura ARM. Esta plataforma tiene una peculiaridad importante: solo nos permite instalar las aplicaciones que están disponibles en Microsoft Store. No tenemos la libertad de instalar el software que queramos, aunque en este repositorio están disponibles herramientas tan populares como Evernote, Spotify, el paquete Office o Dropbox, entre otras.
La razón que esgrime Microsoft para defender esta decisión es que pretende ofrecer a los usuarios una mayor seguridad y un rendimiento más alto sobre su microprocesador ARM. Y el precio a pagar es esta menor libertad a la hora de instalar nuevas aplicaciones. Si vamos a dar al equipo un uso estrictamente profesional es probable que esta filosofía no represente un problema porque las aplicaciones disponibles pueden resolver bastante bien nuestras necesidades.
El sistema operativo preinstalado en este equipo es Windows 10 Home en modo S
Sin embargo, es interesante saber que si necesitamos instalar alguna aplicación que no está incluida en Microsoft Store (su ausencia probablemente estará justificada por la disponibilidad únicamente de la versión para procesadores x86), podemos hacerlo. Eso sí, para lograrlo previamente tendremos que salir del modo S actualizando el sistema operativo gratuitamente a la edición tradicional de Windows 10 Home. Este paso solo nos llevará unos pocos minutos, pero no tiene vuelta atrás. Si decidimos salir del modo S no podremos volver a él.
Las aplicaciones disponibles en Microsoft Store han sido compiladas para la arquitectura ARM y cuando se ejecutan en el microprocesador Snapdragon 850 nos ofrecen una experiencia similar a la que podemos conseguir en el ecosistema x86. Si decidimos salir del modo S para poder ejecutar aplicaciones nativas x86 el sistema operativo se ve obligado a recurrir a una capa de emulación que desde una perspectiva global funciona bien, pero que acarrea varias limitaciones importantes que nos interesa conocer.
Una de estas restricciones consiste en que no podemos utilizar controladores x86. Nuestros dispositivos deben contar con un controlador ARM64 para funcionar correctamente. Eso sí, afortunadamente Windows 10 incorpora una biblioteca de drivers muy extensa. Otra limitación es que la capa de emulación por el momento solo puede convivir con aplicaciones x86-32. Microsoft ha confirmado que está trabajando para solucionarlo, por lo que en el futuro sobre ella podrán correr también aplicaciones x86-64, pero aún no sabemos cuándo estará disponible esta prestación.
Además, Windows 10 para ARM solo puede ejecutar aplicaciones y juegos que usan OpenGL si la versión es anterior a la 1.1 y no necesitan aceleración mediante hardware para trabajar con estas librerías. Por otro lado, las aplicaciones que incluyen extensiones para el shell de Windows solo funcionarán si han sido compiladas para ARM, y las que modifican los métodos de entrada pueden no funcionar bien en esta edición de Windows 10. Una última limitación que también nos viene bien conocer es que por el momento no está soportada la virtualización mediante Hyper-V.
Así rinde este convertible en nuestro banco de pruebas
Para poner a prueba el rendimiento de este ordenador portátil recurrí a las herramientas de test que solemos utilizar. Algunas de ellas, como Cinebench R15 o PCMark 10, no funcionan en Windows 10 para ARM, pero otras sí lo hacen y son muy útiles para que podamos formarnos una idea bastante precisa acerca del rendimiento que nos ofrece la capa de emulación para el software x86 que incorpora este sistema operativo.
En Geekbench 4 el procesador Snapdragon 850 ha arrojado un rendimiento similar al que nos ofrecen los smartphones que incorporan un SoC Snapdragon 845, aunque en esta prueba queda un poco por debajo de estos teléfonos móviles. Esta captura refleja las cifras que ha obtenido tanto en la prueba que utiliza un solo núcleo como en el test multinúcleo:
Como cabía esperar, el Yoga de Lenovo con procesador Snapdragon 850 es más rápido que el ENVY x2 de HP que incorpora un SoC Snapdragon 835. Curiosamente, la diferencia de rendimiento en esta prueba entre estos dos microprocesadores es similar a la que separa al Snapdragon 850 de los smartphones con SoC Snapdragon 845, aunque en este contexto es este último chip el que rinde más, como hemos visto.
En el escenario Home Conventional 3.0 de PCMark 8 el equipo que estamos analizando supera con bastante claridad el rendimiento del ENVY x2 de HP equipado con un chip Snapdragon 835. Aun así, como podéis ver en la siguiente gráfica, la distancia que lo separa de los equipos que cuentan con un microprocesador x86 de las familias Core i5 o i7 de Intel es importante. Este test se ejecuta sobre la capa de emulación incorporada en Windows 10 para ARM, y el proceso de traducción de instrucciones que debe llevar a cabo este software tiene necesariamente un impacto claro en el rendimiento global.
El resultado que arroja el convertible de Lenovo en el escenario Creative Conventional 3.0 de PCMark 8 es similar al que obtuvo en la prueba anterior. De nuevo, aventaja con bastante claridad al ENVY x2 de HP con chip Snapdragon 835, pero también es superado con contundencia por los equipos que cuentan con un procesador x86 de Intel, y que, por tanto, no requieren la utilización de una capa de emulación para ejecutar las aplicaciones x86 usadas por esta prueba sintética.
Las cifras que ha arrojado la unidad de almacenamiento flash de 128 GB fabricada por Samsung de este equipo en CrystalDiskMark 6 están alineadas con lo que cabe esperar de un dispositivo con interfaz UFS 2.1, pero quedan lejos del rendimiento que nos ofrece tanto en las operaciones de lectura como en las de escritura una unidad de estado sólido con interfaz NVMe M.2. En mi opinión, este equipo de Lenovo tiene un margen de mejora importante en lo que concierne a la capacidad y el rendimiento de su subsistema de almacenamiento secundario. De hecho, a la mayor parte de los usuarios les interesará apostar por la versión que cuenta con el disco UFS 2.1 de 256 GB, y no con el modelo de 128 GB, que es el que nosotros hemos probado.
Una característica interesante de este convertible que no puedo pasar por alto es que su sistema de refrigeración es completamente pasivo. Por esta razón, no recurre a ningún ventilador para evacuar el calor disipado por la CPU y los componentes que más energía consumen, sino solo a disipadores térmicos que, obviamente, no emiten ningún ruido.
En el chasis del equipo no hay ninguna ranura de ventilación más allá de los orificios practicados en ambos lados del teclado para permitir que los altavoces estéreo, que, por cierto, suenan bastante mal, proyecten el sonido hacia fuera. Su funcionamiento es completamente silencioso, y, además, el chasis apenas se calienta, por lo que no tenemos que preocuparnos ni por el ruido ni por el sobrecalentamiento.
Esta es la auténtica baza de este equipo: sus más de 11 horas de autonomía
La característica de este portátil que sin duda provocará que muchos usuarios nos fijemos en él es su autonomía. Durante mis pruebas y en un escenario de uso real que combina ofimática, navegación en Internet y reproducción de contenidos con conexión permanente mediante WiFi y LTE la duración de la batería siempre osciló entre 11 y 13,5 horas dependiendo de la intensidad con que utilizase la conectividad inalámbrica y reprodujese contenidos. Esta marca queda lejos de las 25 horas que nos «vende» Lenovo, pero, aun así, es una autonomía extraordinaria.
Su autonomía en un escenario de uso real oscila entre 11 y 13,5 horas, una marca realmente estupenda
Y es que una marca real que como mínimo nos permite utilizar el equipo durante 11 horas sin necesidad de cargar la batería nos garantiza que no nos quedaremos tirados durante toda una jornada laboral, por larga que esta sea. Y esto está realmente bien. Incluso podemos realizar viajes muy largos en avión sin preocuparnos por quedarnos sin batería a mitad del trayecto (su autonomía solo quedaría comprometida si volamos para visitar a nuestros antípodas).
El ENVY x2 de HP con microprocesador Snapdragon 835 que analizamos hace unos meses arrojó una autonomía aún mayor que osciló en condiciones reales entre 15 y 18 horas. Aun así, no debemos olvidar que, como hemos visto en la sección anterior, el rendimiento de este equipo de Lenovo es sensiblemente mayor gracias a la potencia de su CPU Snapdragon 850, que rinde más que el chip Snapdragon 835 en todos los escenarios de prueba. En mi opinión, una vez superadas las 11 o 12 horas merece la pena sacrificar un poco de autonomía si con ello vamos a disfrutar un rendimiento sensiblemente superior.
Lenovo Yoga C630 WOS: la opinión y nota de Xataka
Este convertible es de los que no dejan indiferente. Su principal baza, y la razón por la que los usuarios que decidan hacerse con él van a comprarlo es su tremenda autonomía, que, como hemos visto, excede con holgura toda una jornada de trabajo. Sin embargo, esta no es en absoluto su única cualidad, aunque sí es la más impactante. Su cuidada construcción, en aluminio y magnesio, convencerá a quien no está dispuesto a renunciar a la ligereza, pero tampoco a la robustez.
Su tremenda autonomía es su cualidad más llamativa, pero no es su única baza
Además, también cuenta con un teclado de mucha calidad; una pantalla que, aunque no es sobresaliente, da la talla; y es completamente silencioso. Todos estos ingredientes encajan muy bien en las necesidades de los usuarios que dan más importancia a la portabilidad y la autonomía que al rendimiento bruto. ¿Pegas? Sí, las tiene. Una de las más evidentes es la criticable capacidad de su unidad flash. Actualmente 128 GB me parecen muy escasos, pero tenemos la opción de elegir la versión de este equipo con 256 GB que, aunque tampoco da para muchas alegrías, al menos es un poco más generosa.
Su rendimiento durante la ejecución de aplicaciones x86 sobre la capa de emulación de Windows 10 para ARM, aunque se ha incrementado claramente si lo comparamos con el que nos ofrece un equipo con una CPU Snapdragon 835, sigue teniendo margen de mejora. Además, aunque en un portátil como este no es algo crítico, su sonido es bastante malo. Y, por último, un precio un poco más ajustado probablemente lo colocaría en el punto de mira de más usuarios. Aun así, no cabe duda de que es una propuesta muy interesante para cualquiera que esté buscando una máquina que le ofrezca una autonomía suprema.
8,3
A favor
- Sus más de 11 horas de autonomía real son muy atractivas
- El acabado del chasis en aluminio y magnesio está muy cuidado
- El teclado tiene mucha calidad
- Es completamente silencioso
- Su tamaño y ligereza lo dotan de una gran portabilidad
En contra
- Su rendimiento con aplicaciones x86 tiene margen de mejora
- Los 128 GB de la unidad flash son escasos. Es mejor optar por la versión con 256 GB
- Su calidad de sonido es claramente mejorable
- Un precio más ajustado lo dotaría de una relación coste/prestaciones más atractiva
El equipo ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
Más información | Lenovo
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La noticia Lenovo Yoga C630 WOS, análisis: la clave de la brutal autonomía de este convertible es su Snapdragon 850 fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .
Gracias a Juan Carlos López
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