Cientos de aves en el mundo tienen nombres de humanos. Algunos ejemplos son el colibrí de Anna, la codorniz de Gambel, el pájaro carpintero de Lewis, el reyezuelo de Bewick o el oropéndola de Bullock. Llevan más de un siglo registrados así en la Sociedad Estadounidense de Ornitología, desde 1886. Algunas veces, los nombres de las aves se han cambiado, la mayoría de las veces por razones científicas, pero la mayoría se han mantenido todos estos años.
Hasta ahora.
Son nombres de personajes históricos racistas. El problema reside en que muchos de los nombres de estas aves pertenecen a personajes históricos polémicos, que han sido esclavistas o abiertamente racistas. El debate lleva varios años sobre la mesa. Un grupo ecologista llamado Bird Names for Birds escribió en 2019 a los líderes de la sociedad, señalando los problemas que conllevan los honores a estos nombres y exigiendo un cambio.
Hablaban, por ejemplo, de cambiar el nombre de una pequeña ave de la pradera que anteriormente había recibido el nombre del general confederado estadounidense John P. McCown. En 2021, la sociedad le dio oficialmente a esa ave el nombre de "Longspur de pico grueso", modificando sus pautas de nomenclatura por "razones de justicia social".
La nueva medida. Para evitar más casos similares, la comunidad científica ha decidido iniciar un proyecto de modificación de nombres que afectará a unas 80 especies de aves que se encuentran principalmente en Estados Unidos y Canadá. Eso es alrededor del 6 o 7% del total de especies en esta región geográfica. "Hemos llegado a comprender que hay ciertos nombres que tienen connotaciones ofensivas o despectivas que causan dolor a las personas, y que es importante cambiarlos, eliminarlos como barreras a su participación en el mundo de las aves", explicaba Colleen Handel, presidenta de la sociedad y bióloga.
¿Por qué? La idea es diversificar la observación y estudio de aves y hacerla más accesible para personas de todas las razas. Muchos pájaros llevan actualmente nombres que provienen de hombres blancos con pasados oscuros. Para grupos como Bird Names for Birds, memorializar sus nombres de esta manera es similar a construir una estatua en su honor.
La institución les ha dado la razón: "Las convenciones de nomenclatura excluyentes desarrolladas en el siglo XIX, empañadas por el racismo y la misoginia, no funcionan para nosotros hoy, y ha llegado el momento de transformar este proceso y redirigir la atención a las aves, a donde pertenece".
Algunos ejemplos controvertidos. Los cambios más prioritarios recaerán sobre las aves cuyos nombres pertenecen a esclavizadores, supremacistas blancos y ladrones de tumbas indígenas. Entre ellos se encuentra uno de los observadores de aves más famosos de la historia de Estados Unidos, John James Audubon. De hecho, la Sociedad Nacional Audubon votó recientemente para cambiar su nombre y distanciarse del esclavizador que detestaba a los abolicionistas y, según su propio relato, una vez guió a una familia de fugitivos de regreso a su esclavizador. La pardela cenicienta y la oropéndola de Audubon recibieron su nombre en su honor.
El papamoscas de Hammond, por ejemplo, lleva el nombre de William Alexander Hammond, ex cirujano general de Estados Unidos. Hammond tenía opiniones racistas tanto hacia los negros como hacia los indígenas, y escribió que los primeros tenían "facultades físicas o mentales poco elevadas por encima del mono de un organillero". El solitario de Townsend también podría sorprender con la historia de su homónimo, John Kirk Townsend. Sus diarios describen su colección de cráneos, robados de las tumbas de nativos en el siglo XIX, para promover su teoría de que eran racialmente inferiores.
La tendencia. Aunque ya existían peticiones para cambiar el nombre de las aves, el movimiento cobró impulso en 2020, cuando se produjo una agitación cultural a gran escala en torno a nombres racistas y ofensivos en otros campos, como equipos deportivos y edificios escolares. Hemos visto muchos cambios recientemente, sobre todo tras las protestas raciales que siguieron al asesinato de George Floyd a manos de un oficial de policía de Minneapolis.
El fenómeno lo resume muy bien Jorda Rutter, un experto en aves, en este artículo de The Washington Post: "En América del Norte, donde las tribus indígenas de lo que hoy son Estados Unidos y Canadá encontraron y nombraron aves silvestres siglos antes de la llegada de los colonos europeos, a los blancos se les atribuye el mérito de haberlas descubierto. Los blancos fueron quienes pusieron a los pájaros los nombres de otros blancos. Y los blancos siguen siendo los que perpetúan estos nombres".
En Xataka | Nuestro cerebro puede tener prejuicios incluso contra nuestra propia raza, aunque ni siquiera lo sepamos
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La noticia Hay cientos de aves en el mundo nombradas en honor a reconocidos racistas. Así que se lo van a cambiar fue publicada originalmente en Xataka por Albert Sanchis .
Gracias a Albert Sanchis
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