Hace unos días un grupo de investigadores de la Universidad de Dalhousie se acercó a la estación de Tufts Cove, una planta de generación eléctrica situada en la costa de Halifax, al este de Canadá, y arrojó a su emisario ni más ni menos que 500 litros de un líquido colorante que se extendió por las aguas de la bahía hasta cubrir de rosa un área de 500 metros de diámetro. Igual que si de un estrafalario vertido de chapapote fucsia se tratara, la mancha se prolongó a lo largo del litoral, dibujó más de una mueca de asombro a su paso y, a poco a poco, se esfumó.
No fue una performance relacionada con Barbie.
Ni una gamberrada o despiste de los estudiantes de la Dalhousie.
El propósito del vertido fue bien distinto: combatir el calentamiento global.
¿Qué es esa enorme mancha rosa? Una pregunta tal que así se hizo probablemente más de un vecino de Halifax cuando el jueves de la semana pasada se asomaron a la costa y observaron cómo el agua se teñía de una intensa tonalidad rosada. El vertido salía aparentemente de la estación de Tufts Cove de Nova Scotia Power y se extendió por las aguas del puerto de Halifax hasta formar una columna que, según los cálculos iniciales de los responsables de aquel extraño espectáculo, estaba diseñada para cubrir un área de alrededor de 500 metros de diámetro.
La sustancia rosada fue perfectamente visible en el agua durante algunas horas, hasta que su concentración pareció diluirse poco a poco en la bahía Bedford.
¿Gamberrada, despiste, homenaje a 'Barbie'? No. Experimento. Sus autores fueron un grupo de investigadores de la Universidad de Dalhouise y su objetivo poco tuvo que ver con la última película de Greta Gerwig. Lo que arrojaron a las aguas del puerto de Halifax a través del emisario de la estación de Tufts Cove fue 500 litros de una solución diluida de colorante. Y no una cualquiera.
Lo que usaron fue rodamina WT, un tinte soluble al que los científicos recurren desde hace décadas cada vez que quieren estudiar los fenómenos de dispersión y flujo en los sistemas de agua, como ríos, arroyos, lagos, manantiales subterráneos o, como ocurría en este caso, el mar. Además de liberar los 500 litros los expertos de Dalhouise desplegaron barcos, drones y vehículos submarinos autónomos que les permitieron examinar cómo se comportaba la mancha de colorante rosado durante los siguientes días, antes de que acabase diluyéndose en el mar.
Todo esto… ¿Para qué? Pues por más extraño que parezca el objetivo del vertido era ayudar al planeta. Para ser más preciso, mostrarnos nuevas formas de frenar el calentamiento global. Lo que hicieron los investigadores canadienses fue acumular experiencia de cara a las pruebas que se desarrollarán entre septiembre y octubre con tecnología creada por Planetary Technologies, una firma especializada en tecnología climática. Su propósito: aumentar la capacidad de los océanos para extraer y retener dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero cuyo nivel de concentración se pretende que descienda en la atmósfera.
¿Y cómo quiere lograrlo? Mejorando la alcalinidad del océano. Lo que plantean los investigadores es dispersar una sustancia "ligeramente alcalina" que incremente la capacidad del océano para extraer y retener CO2 de la atmósfera. En Dalhouise lo comparan con los antiácidos que tomamos después de las comilonas para la acidez estomacal. "Este enfoque, llamado mejora de la alcalinidad oceánica u OAE, es uno de varios que se están considerando dada la necesidad de alcanzar cero emisiones netas de fases de efecto invernadero para 2050", detalla.
¿Para qué el tinte? Para pasar de la teoría a los hechos. Lo que quieren los investigadores es tener todos los recursos a su alcance para que, cuando en otoño realicen nuevas pruebas con la solución alcalina, puedan determinar con precisión si su propuesta es o no efectiva. "Este estudio de rastreo con tintes nos permitirá determinar como de rápido se dispersa el agua del emisario, por dónde se mueve dentro del puerto y si las predicciones de nuestro modelo sobre dispersión y movimiento del agua son precisas", explica Katja Fennel, oceanógrafa.
Cuando en septiembre u octubre los expertos de Planetary desplieguen su sustancia alcalina en el puerto de Halifax, repetirán el experimento del tinte para de esa forma observar el movimiento del agua alterada y —lo más importante— medir con precisión el carbono adicional absorbido de la atmósfera.
Imágenes: Anson Chappell (Flickr) y University of Toronto
En Xataka: Todo el CO2 que emitió la humanidad a lo largo de 2021, reunido en este mapa interactivo de la NASA
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La noticia Canadá ha tomado una decisión peculiar en su lucha contra el cambio climático: teñir un puerto de rosa fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .
Gracias a Carlos Prego
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