"Mañana las neveras estarán vacías". Con estas palabras, el secretario de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña, Josep Maria Argimon, justificaba ayer que en torno a 10.000 personas que recibieron la primera dosis de la vacuna de Pfizer hace 21 días no podrán recibir la segunda hasta que no lleguen nuevas remesas. En principio, la segunda dosis puede ponerse hasta el día 42 y hay tiempo para solucionar el problema. El problema es que no es una situación aislada.
Madrid ha suspendido durante dos semanas las nuevas vacunaciones para intentar garantizar la disponibilidad de la segunda dosis de la vacuna, pero lo cierto es que las nuevas vacunaciones llevan cayendo en toda España desde el 19 de enero y, desde el lunes 25, el número de segundas dosis que se ponen en el país ya supera al de las primeras dosis. Necesitamos 768.950 vacunas en los próximos 15 días solo para cubrir a las personas que han estado siendo vacunados y eso obligará a dejar de vacunar a nuevas personas.
Cada vez se vacuna a menos gente nueva
Más allá de las complicaciones extra que suponen los problemas de producción de Pfizer, los retrasos de Moderna y la incertidumbre en torno a AstraZeneca, lo cierto es que el frenazo de nuevas vacunaciones y la escasez de dosis suficientes para completar la segunda dosis es algo directamente vinculado a la forma en la que hemos estado vacunando.
Como la vacuna de Pfizer necesita de dos inyecciones, la única forma de usar el 100% de las dosis disponibles es que éstas se dupliquen a partir de los 21 días. Pero no es el caso, desde el primer momento, el Ministerio aseguró que iban a llegar 350.000 dosis semanalmente hasta marzo. De esta forma, todas las dosis que se pusieron por encima del 50% al principio de la Fase I suponen una reducción de la capacidad de poner nuevas vacunas. En un caso extremo, las comunidades que llegaron al 100%, no podrán vacunar personas nuevas 21 días después.
Si esto ya era un problema latente, los retrasos hacen más complicado cuadrar los números porque obligarían, no solo a frenar las nuevas vacunaciones, sino a retrasar la segunda vacunación por falta de dosis disponibles. Es decir, justo lo que podría ocurrir en las próximas semanas porque el número de segundas dosis necesarias (768.950) supera al número de dosis comprometidas por Pfizer (700.000): dependemos de las reservas para conseguir inmunizar completamente a todos a tiempo (y, aunque sabemos cuántas vacunas se han puesto, no sabemos cuántas se han perdido).
Diferencias territoriales
Eso sí, hablamos de cifras globales, por lo que la situación puede cambiar de una comunidad a otra. Y es que, a efectos prácticos, la indefinición de los planes estatales y la diversidad de criterios autonómicos han provocado que cada comunidad tenga campañas de vacunación distintas. Cataluña, por usar el ejemplo de la primera comunidad que ha anunciado el retraso en las segundas dosis, decidió empezar a vacunar a sanitarios y residencias simultáneamente. Fue una de las primeras comunidades en hacerlo, de hecho. Esto mejoró su ritmo de vacunación, pero (por contra) ha hecho que necesiten un mayor volumen de segundas dosis antes. Dosis que ahora mismo no tienen.
Por eso mismo, aunque la bajada de nuevas vacunaciones es inevitable, los retrasos en la segunda dosis solo afectarán a las comunidades autónomas que hayan quedado más expuestas a retrasos e imprevistos. Sea como sea, no debemos olvidar que ya estamos muy cerca de la mitad de dosis de Pfizer que se comprometieron antes de marzo. Es decir, si no aumentan las cantidades o llegan vacunas nuevas, el número de españoles inmunizados no crecerá en las próximas semanas.
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La noticia Estamos dejando de vacunar: parada la primera dosis, empezamos a no tener vacunas para poner las segundas dosis a tiempo fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez y Javier Lacort .
Gracias a Javier Jiménez y Javier Lacort
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