Cuando Jean-Louis Gassée y Steve Sakoman abandonaron sus puestos en Apple en 1991 tenían las cosas muy claras: los sistemas operativos de la época no eran lo suficientemente buenos, así que crearon uno de cero. Aquel sistema operativo se llamó BeOS.
Cuando por fin apareció, BeOS demostró cómo era el futuro de los sistemas operativos. Un futuro protagonizado por los contenidos multimedia y por un soporte envidiable de la multitarea. Aquel desarrollo estuvo a punto de convertirse en el germen de lo que sería Mac OS X, pero finalmente Apple se decidió por otra alternativa. Una que se llamaba NextSTEP y que había sido creada por Steve Jobs tras su polémica salida de la empresa de Cupertino. El resto, como suele decirse, es historia.
Un sistema operativo prodigioso para su época
BeOS compartía ciertas similitudes con Amiga OS, especialmente en esa implementación de una multitarea preemptiva "real" que permitía que varias aplicaciones estuvieran corriendo de forma simultánea.
Mientras esos sistemas operativos lograban aquel prodigio, tanto Windows como Mac OS se limitaban a una pobre multitarea cooperativa en la que solo la aplicación con la que uno trabajaba (aunque pudieras tener varias) aprovechaba todos los recursos de la máquina.
Aquel sistema operativo también estaba dotado de otros componentes destacables como el soporte del multiproceso simétrico o la integración de un sistema de ficheros de 64 bits llamado BFS, sin olvidar su interfaz gráfica de usuario, una verdadera maravilla —con consola de comandos tipo Bash incluida— que también mostraría el camino a otros entornos gráficos más adelante.
Aquel sistema operativo se incluyó en los PCs que Be Inc sacó al mercado, los BeBox, pero pronto empezaron a desarrollar versiones de BeOS compatibles con los Macs de la época, incluidos los clónicos que ya habían comenzado a aparecer. Las pobres ventas de los BeBox (apenas 2.000 unidades) hicieron que en la empresa se centraran en el desarrollo de un sistema operativo que cada vez parecía más orientado a demostrarle a Apple que su Mac OS estaba a años luz de aquella plataforma.
Apple, a punto de comprar BeOS
Apple, por supuesto, sabía que Mac OS necesitaba cambios drásticos, y el proyecto Copland estaba destinado a trabajar en una nueva versión del sistema radicalmente distinta. Sin embargo aquel esfuerzo se canceló en 1996 y los directivos de Apple comenzaron a plantearse una opción interesante: comprar BeOS.
Gil Amelio, entonces CEO de la empresa, se quedó impresionado por la velocidad de BeOS y por el hecho de que pudiera correr en los ordenadores de su compañía. La leyenda cuenta que cuando Amelio le pidió un precio por comprar Be Inc. Gassée respondió que el dinero no le importaba y que sería su consejo de administración el que pondría un precio de venta. Amelio esperaba que aquel precio fuera de 50 millones de dólares, pero los directivos de Be Inc pidieron 300 millones.
Amelio trató de negociar y en las navidades de aquel 1996 ofreció a la empresa 125 millones de dólares, pero los inversores de Be no esperaban menos de 200 millones, y aquello les pareció un insulto. Gassée acabó bajando sus aspiraciones a 275 millones de dólares, pero Apple acabó echándose atrás. Había dos razones para ello: la primera, que no querían pagar tanto por BeOS. La segunda, que tenían un as bajo la manga llamado NexSTEP que venía con el premio gordo incluido.
Steve Jobs como moneda de cambio
Amelio había prometido anunciar una nueva estrategia para el futuro de su sistema operativo en la MacWorld Expo de enero de 1997, y tras el fracaso de la negociación con Be Inc., a Apple se le agotaba el tiempo.
Una de las opciones era NeXT, la empresa creada por Steve Jobs tras su salida de Apple, y con la que de hecho había sido comparada con Be Inc en un artículo de la extinta publicación Red Herring. Gassée dejó claro entonces que una y otra no tenían nada que ver:
Por el amor de dios, no nos comparéis con NeXT. Queremos ser una herramienta mejor para desarrolladores, no tener una máquina con buen gusto. No costamos 10.000 dólares. Tenemos disquetera. No nos defecamos en los desarrolladores.
NeXT no era no obstante el único candidato, y en Apple barajaron otras opciones como Solaris, de Sun Microsystems, e incluso Windows NT. Fue entonces cuando Steve Jobs llamó a Amelio para hablar sobre la estrategia de sistemas operativos de Apple. Le aconsejó que se alejara de Be —según él, su software no era el adecuado para Apple—, y acabó reuniéndose con Amelio y su equipo para convencerles de que NeXT era su única opción de lograr que el sistema operativo tuviera futuro.
Como era de esperar, Jobs ganó la partida: Apple acabó anunciando la compra de NeXT Software el 20 de diciembre de 1996, y el precio final de la compra fue de 427 millones de dólares. Gassée declararía años después "gracias a dios que no ocurrió [que Apple comprara Be], porque odiaba la gestión de Apple".
Más importante aún que el papel que acabó jugando NeXT en la creación de Mac OS X es desde luego el hecho de que Jobs volviera por fin a Apple, una empresa que acabaría convirtiéndose en lo que es hoy (la empresa de los dos billones de dólares) gracias en buena parte a él.
BeOS, mientras tanto, acabó desapareciendo del mercado global para convertirse en un desarrollo de nicho que siguió atrayendo a una devota comunidad de usuarios. Ese de hecho fue el germen del nacimiento de Haiku, el proyecto que permite seguir disfrutando de las prestaciones que BeOS ofrecía cuando nació y que las ha ampliado con mejoras que lo han ido adaptando a los tiempos.
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La noticia BeOS, el sistema operativo que pudo convertirse en Mac OS X pero no lo hizo fue publicada originalmente en Xataka por Javier Pastor .
Gracias a Javier Pastor
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