Hay productos o lanzamientos comerciales que sobrepasan las expectativas que quizás se pudieran tener sobre ellos y se convierten en grandes éxitos. El más reciente posiblemente es el que vimos en la apertura de la primera tienda física de AliExpress en España y las descomunales colas que originó, llenas de gente con el hype por las nubes. El primer cliente que entró fue el súmmum: hizo cola durante dos días y se "duchó" con toallitas.
Otro de esos éxitos inesperados fue el robot de cocina de Lidl, que ha ido acrecentando su popularidad con cada nueva generación. En la última, presentada hace unos meses, las 25.000 unidades que el supermercado alemán puso a la venta en España se agotaron en su primera mañana.
El "truco" es sencillo: presencia en una cadena de distribución tan poderosa y ubicua como la de Lidl, versatilidad, buena presencia tecnológica... y un precio entre tres y cuatro veces inferior al de la Thermomix, su taimada enemiga. Pero su historia empieza muy lejos de España. A algo más de 10.000 kilómetros.
Silvercrest como marca propia, Hoyer para la logística
Entre el supermercado Lidl que hay en el distrito de Mitte (Hamburgo) y las oficinas de Hoyer hay un kilómetro en línea recta. En el primer lugar se venden los robots de cocina. En el segundo, se prepara todo para que lleguen allí. Aunque sobre su pantalla aparezca el logo de Silvercrest, esta solo es la marca blanca que aglutina a todos los objetos tecnológicos y de hogar que vende Lidl. Hoyer es realmente la empresa que se encarga de diseñar robots de cocina como el Monsieur Cuisine Connect.
Llegar a enlazar estas dos empresas no es sencillo: aunque en efecto el nombre de Hoyer aparece en los embalajes del Monsieur Cuisine, el protagonismo es para Silvercrest. Y a partir de ahí, la trazabilidad de este producto se difumina.
Las migas de pan digitales llevan en principio a Kompernass, un fabricante también alemán de pequeña electrónica de hogar (afeitadoras, aspiradoras, microondas, cafeteras, e incluso... robots de cocina) entre cuyas marcas figura Silvercrest. De hecho, en su catálogo de productos Silvercrest aparecen algunos productos muy similares en diseño al Monsieur Cuisine.
Sin embargo, cuando preguntamos a Kompernass por la fabricación del Monsieur Cuisine nos responden que no se encargan de ese producto, lo cual nos lleva de nuevo a Hoyer. Una llamada telefónica con las oficinas de Hamburgo nos aclara los orígenes de este robot que arrasa en España: "Para que le puedan resolver las dudas de ese producto concreto debería escribir a la oficina que tenemos en Hong Kong".
Desde Lidl y Hoyer tratan de esquivar las preguntas sobre el origen real del Monsier Cuisine, pero hay pistas que señalan al lejano Oriente
Desde las oficinas de Hong Kong esquivan la mayoría de nuestras preguntas, como quiénes se encargan de su diseño y desde dónde, cuántas unidades llevan vendidas o dónde se realiza el proceso final de su construcción. De hecho, derivan la tarea de respondernos a las oficinas centrales de Lidl en Alemania, las mismas a la que nos remitieron en un principio desde Lidl España y de la cual no obtuvimos respuesta.
Las respuestas que terminaron ofreciéndonos desde Hong Kong se centraron en hablar de las bondades del producto y de la intención de la empresa al comercializarlo, con frases como "nuestro objetivo es hacer la cocina lo más fácil posible para nuestros clientes", "la interfaz inalámbrica, la pantalla táctil y la función de piloto de cocción ofrecen mayor comodidad", o "el diseño [...] ha sido creado en colaboración con Lidl y nuestro fabricante".
El no-escándalo que destapó el "made in China"
Sin embargo, un mini-escándalo de privacidad que terminó en un susto ayudó a responder aquello que Hoyer no quería responder: el Monsieur Cuisine se fabrica en China. Todo ocurrió cuando alguien quiso hackear este robot y en su interior encontró un micrófono, algo que disparó las alarmas en torno a si un robot de cocina también espía nuestras conversaciones. Luego se supo que la idea era lanzar el robot con Alexa incorporado para las funciones de voz, algo que se descartó tan tarde que no hubo más remedio que dejar los micrófonos puestos, aunque inactivos.
No había mucho espacio para el misterio teniendo en cuenta que la empresa tiene una sede en Shenzen, el lugar en el que se fabrica la tecnología que se diseña en todo el mundo, pero los comunicados que tuvo que hacer la compañía tras aquel hallazgo en el interior del robot acabaron por confirmarlo.
Sobre la fase de desarrollo del producto, a los medios que reportaban que se diseñaba en China hay que sumar otros que afirman que ese proceso se hace en Alemania. Aunque la opacidad de la compañía es elevada, es factible pensar que ambas partes tienen su parte de razón y el diseño se hace en varias sedes y en fases separadas.
Por algún motivo, desde Alemania se resisten a admitir abiertamente que diseño y producción se realizan entre China y Hong Kong
No obstante, un vistazo a los empleados de Hoyer Hamburgo en LinkedIn -su casi totalidad tiene presencia en esta red- revela perfiles financieros y de gestión, así como de control de calidad, pero ni rastro de diseñadores industriales, lo cual nos puede hacer asumir que el control de calidad es la única tarea de diseño que se produce en Alemania, quedando el resto en la sede de Hong Kong.
Hace unos meses supimos que Thermomix, que fabrica sus robots de cocina en Alemania, estaba valorando llevarse la producción a China. Uno de los motivos que argumentaba era "la caída de la demanda", algo que posiblemente tenga entre sus artífices a robots de cocina como el Monsieur Cuisine. El círculo de la competencia se cierra y la de la industria tecnológica europea es una historia en la que China nos va ganando. Por goleada.
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La noticia Descubrir quién fabrica el robot de cocina de Lidl, misión (casi) imposible fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .
Gracias a Javier Lacort
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