Ya no tenemos un flechazo, hacemos match. Ya no nos quedamos prendandos, tenemos un crush. Ya no pasan de nosotros, nos hacen ghosting. Ya no ligamos, nos instalamos Tinder.
La archiconocida app para ligar se ha convertido en un must para cualquier soltero que quiera dejar de serlo. De ahí, cada semana salen cerca de un millón de citas (según los datos proporcionados por la empresa) y desde su lanzamiento en 2012, se han dado unos 30.000 millones de 'matchs'. A estas alturas, Cupido ya debe estar haciendo la cola del paro.
"Es cierto que la gente cada vez tiene más razones para quedarse en casa"
Aunque sea una I.A. en vez un bebé arquero con alas quien mueva los hilos del amor, para que éste surja tiene que haber un contacto físico. Y el lugar por antonomasia al que solemos acudir cuando estamos cansados de vivir en soledad es el bar. ¿Ha cambiado Tinder el mundo del romance nocturno? "Puede que haya sustituido la primera parte del ligoteo, pero la cita, al final, se suele hacer siempre en un bar o una discoteca. En este sentido, es complementario", nos explica Ramón Mas, presidente de Fasyde, Federación de Asociaciones de Ocio nocturno de España. "Además, la segunda cita es la que determina si la relación va hacia algún lado", apostilla con humor.
"El ocio ha cambiado mucho", continúa Mas, "y es cierto que la gente cada vez tiene más razones para quedarse en casa: Netflix, Facebook, consolas... pero al final necesitamos airearnos, el contacto, el face-to-face, relacionarnos con otras personas". Esto ha generado nuevos formatos, como los afterworks. "Están muy de moda en las grandes ciudades, en empresas generalmente tecnológicas, con muchos empleados, a veces extranjeros". Como diría el anuncio ese: "Los bares, tu mejor red social".
De hecho, el presidente de Fasyde comenta como algunos clubs de Berlín y Amsterdam han empezado a prohibir los móviles en el interior de los locales. "Aquí, en Barcelona o en Madrid, no es raro ver a diez chavales en un reservado, mirando cada uno su móviles sin hablar entre ellos". Tampoco es para llevarse las manos a la cabeza: "La magia de la noche es insustituible", concluye.
Lo complicado, sin embargo, es cuantificar el cambio que ha supuesto Tinder. ¿Se sale más o se sale menos? ¿Hay más parejas nacidas en Tinder que en el Mundo Real™? El Instituto Nacional de Estadística (INE) no ha realizado ningún estudio moderno sobre las vías que usan los españoles para encontrar su media naranja. En otros países, Estados Unidos por ejemplo, sí existen. Uno de los más recientes, realizado por la Universidad de Stanford, revela que hoy en día cerca del 40% de las parejas -la mayoría- se forman online. Podéis consultar el gráfico bajo estas líneas. Extrapolar estas cifras a España sería aventurarse demasiado, pero podemos intuir por dónde van los tiros.
Desde que podemos hacerlo con el móvil, nuestra manera de ligar ha evolucionado. "La naturaleza de las relaciones no ha cambiado", reflexiona la compañía, "solo la forma en la que conectamos en un primer momento", señalan. "Los usuarios están más empoderados para hacer nuevas conexiones sin el miedo al rechazo". "Te da más control sobre tus interacciones sociales, lo que abre posibilidades que no existirían en el mundo offline".
La seducción en la 'era Tinder'
Ahora nos conquistamos a través de una pantalla, las formas para hacerlo también han cambiado. "Se matan mucho aspectos de la seducción, como por ejemplo, el sonido de la voz o la mirada, cosas que sí se dan en un bar o en una discoteca". Lola Dacosta es Sex Coach. Lleva casi una década enseñando a las personas a descubrir y vivir su sexualidad, ya sea en terapias individuales o en charlas grupales.
"Cada vez acude más gente a mi taller de seducción pidiéndome que les enseñe a ligar por Tinder", confiesa. "Las personas que han aprendido primero a ligar de la manera digamos 'tradicional', tiene luego muchos problemas cuando intenta ligar por redes sociales. Utilizan la misma fórmula, y se dan de bruces contra un muro".
Puede que el siglo pasado a John Paul Young le funcionase eso de 'Love Is In The Air', pero hoy en día, 'Love Is In The WiFi'. El juego sigue siendo el mismo, pero las reglas han cambiado."Priman otros factores: la imagen, el buen gusto, la inteligencia y sobre todo, la picardía". La forma de entrar es decisiva. Hay quien lo convierte en todo un arte. "El 'Hola, ¿qué tal?' ya cansa. No te imaginas cuantos recibo cada día", ironiza Dacosta. "Lo que no ha cambiado es que, en general, el hombre suele ser quien da el primer paso. Es curioso, ¿no?".
"A la hora de ligar por Tinder, priman otros factores: la imagen, el buen gusto, la inteligencia y sobre todo, la picardía"
Un pequeño inciso. La seguridad cuando llega la hora de la primera cita merece especial atención, ya que el estigma de quedar con un desconocido sigue muy presente aún. Partidarios y detractores tienen sus argumentos; ante esto, la postura de Tinder es severa: "Tolerancia cero con los usuarios que acosan o faltan al respeto". Existe la posibilidad de denunciar a un usuario por un comportamiento inapropiado, y desde la compañía aseguran que cuentan con "una red puntera de moderadores tanto automatizados como manuales", en la que invierten anualmente "millones de dólares para prevenir, monitorizar y eliminar" aquellos que violen el código de conducta. Igual de tajantes son con los menores hacen uso de su aplicación.
Si Tinder ha revolucionado la manera en la que surgen las relaciones, es evidente que habrá hecho lo propio a la hora de consumarlas. Sí, toca hablar de sexo. De nuevo, en España faltan estadísticas oficiales (el último estudio sobre hábitos sexuales se remonta a 2004), así que todo lo que tenemos, de nuevo, son impresiones y opiniones. ¿Se folla más desde que existe esta una app? "Se folla más, pero también se folla peor", reflexiona a título personal nuestra Sex Coach. "Se ha generado un tipo sexo más esporádico, que dependiendo de a qué edad se practique, puede ser perjudicial, especialmente para la mujer, porque destruye una parte de la sensualidad".
El Doctor Vicent Bataller I Perello, Profesor Universitario de Sexología de las Universidades de Almeria, Mérida y Sevilla, coincide con la Sex Coach: "Suelen ser relaciones más directas: se contacta, se queda y se mantienen relaciones sexuales, de forma directa. El compromiso, el vínculo afectivo y otras circunstancias de un contacto clásico o ligue tradicional, habitualmente no se dan".
Aun así, Bataller I Perello lo ve como una herramienta positiva para tratar algunos problemas de pareja: "Vienen a consulta por síntomas como 'no tengo ganas', 'no me apetece', 'siempre es lo mismo' o con una represión importante hacia el Sexo y la Sexualidad. En Sexología sabemos que muchas veces este material sirve para probar y/o desinhibirse en las relaciones sexuales".
No olvidemos tampoco que, si bien establecer relaciones sentimentales (y lo que pueda surgir después) es la función principal de Tinder, no es la única. Si hay match pero no hay química, puede ser el comienzo de una preciosa amistad. Conocer gente nueva cuando se viaja, por ejemplo, es otro uso muy extendido, tanto que existe una funcionalidad (premium) específicamente para ello, Tinder Passport. Hay quien lo usa para coger soltura con un idioma extranjero, o incluso para negocios.
La entrañas del algoritmo del amor
Tinder pone en nuestras manos -o más bien, en nuestros dedos- el poder de elegir pretendientes: swipe left, no, swipe right, sí. Pero, ¿quién escoge a los candidatos? ¿Cómo se diseña el menú de posibles romances? La periodista francesa Judith Duportail, tras un año de ligues con su móvil, se decidió a investigar la aplicación de citas por dentro. Y es que como se suele decir en estos casos, la belleza está en el interior. Cuatro años de investigación y 800 folios de datos personales más tarde, acaba de publicar "El amor bajo el algoritmo", donde desentraña a Tinder, o como ella lo llama, "el supermercado del ligue".
Según explica el libro, la app otorga -en secreto- una puntuación de 'deseabilidad' a cada usuario, en función de los matchs positivos que consiga. Sirva de referencia el sistema Elo -que los ajedrecistas y eSportistas conocerán bien- y que se utiliza como método para calcular la habilidad relativa de los jugadores. De esta forma se consigue que los enfrentamientos sean entre contrincantes de nivel similar. Pero en el torneo del amor, significa que únicamente los pretendientes más cotizados se conocen entre sí, lo que Duportail define como "homogamia". "Imagina que vas a una fiesta, pero todas las personas dignas de interés son suprimidas. No tienes derecho a verlas", asegura en una entrevista: "El problema es la asimetría de la información. Los usuarios piensan que van a conocer gente cercana; la realidad es completamente distinta"
Si bien Tinder siempre ha evitado explicar detalladamente el funcionamiento de su algoritmo, la prensa especializada se ha afanado en revelar sus misterios. El pasado 15 de marzo, la compañía explicaba mediante un post en su blog que el sistema basado en el Elo "es agua pasada", aunque admite que "era una parte de nuestro algoritmo". Preguntada al respecto, nos explica que actualmente tiene "un algoritmo dinámico para recomendar perfiles interesantes en función de comportamientos anteriores, unido a otros factores como el trabajo o los estudios, entre otros".
Un momento. ¿Se oyen campanas de boda? Claro, Tinder no es solo para rollos informales. Más bien al contrario. Según sendos estudios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del departamento de Psicología de la Universidad de Chicago, las parejas que nacen en las redes tienden a ser más sólidas que las que se forman fuera de ellas.
Siendo así, ¿llegará el día en que todas las relaciones se formen a través de una app? Me gustaría terminar este artículo mirando al futuro y, aunque suene un poco a ciencia-ficción, plantear la siguiente cuestión: ¿Llegará el día en que un algoritmo nos empareje con absoluta eficacia? ¿Será capaz la tecnología de evitarnos un corazón roto? Entonces, serán malos tiempos para la lírica...
Imágenes | StockSnap
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La noticia Cómo Tinder ha cambiado el mundo de salir a ligar por la noche fue publicada originalmente en Xataka por Mikel Fonseca .
Gracias a Mikel Fonseca
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