En 2013, y pillando a todo el mundo por sorpresa, Netflix anunciaba el "rescate" de 'Arrested Development'. La serie, alabada por los fans e ignorada por la audiencia, volvía a emitirse después de que FOX decidiera parar su emisión. 'Arrested Development' fue la primera de muchas series que el servicio de vídeo bajo demanda recuperaba tras ser fulminadas por su cadena original ('The Killing', 'Longmire', 'Lucifer'...), ganándose así la fama de "rescata-series" que le ha ido acompañando hasta ahora. Pero este año todo cambió.
El no tener la presión instantánea de la audiencia y de los anunciantes siempre ha dado a Netflix una mayor libertad a la hora de elegir qué emitir (y qué mantener en su servicio). Esto, sumado a los "rescates" que hemos comentado y la buena imagen en general que el servicio tenía entre sus suscriptores, ha hecho que hasta ahora Netflix se librara de las críticas, por otro lado habituales, que siempre lleva asociada la cancelación de series. Eran el servicio molón que escuchaba a los fans, frente a las "crueles" cadenas tradicionales que cancelan cosas buenas porque no las ve la gente. El problema está, claro, cuando llegan las cancelaciones. Y, por mucho que estemos hablando de Netflix, estaba claro que iban a llegar.
Desde octubre del año pasado hasta febrero de este año, Netflix ha ido cancelando todas las series originales de Marvel que tenía en su catálogo. Pero la gran revolución de los fans llegó cuando el servicio decidió no continuar con 'Día a día'. Puede que esta comedia no tuviera la fama o repercusión que ha conseguido, por ejemplo, 'Stranger Things', pero sí cuenta con unos seguidores bastante apasionados. Y ruidosos. La campaña en redes sociales contra Netflix por la decisión fue bastante intensa, hasta tal punto que otra cadena decidió salir al paso y renovarla.
¿Cancela Netflix más series ahora que la competencia? ¿Es merecida esa nueva fama? ¿Por qué son las series cada vez más cortas? Vamos a responder a estas preguntas con razones, pero también con datos.
Netflix es la que más series cancela en número, pero no en proporción
Netflix lleva años cancelando series, aunque quizá haciendo menos ruido por la poca repercusión de éstas y porque, al haber menos títulos, estos anuncios solían espaciarse más en el tiempo. Si nos fijamos en la temporada televisiva 2018 / 2019, que va desde septiembre pasado hasta finales de agosto, Netflix sí es la plataforma o cadena que más series ha cancelado (entendiendo por "cancelar" series que cancelan con final abierto o series que se terminan). Pero sería injusto quedarse con ese dato, porque también es la que más series tiene en emisión.
En total, y durante ese periodo de tiempo, Netflix ha tenido 31 cancelaciones... pero también 42 renovaciones (sin contar documentales, programas de humor y otros géneros, sólo contabilizando series de televisión). Es decir, el 42,57% de las series de Netflix en emisión durante esta temporada han sido canceladas. Parece una cifra alta, pero es muy similar al del resto de cadenas en abierto e incluso a la de las cadenas de pago (incluyendo HBO). Es más, Amazon Prime Video está por encima, con casi 60% de cancelaciones.
¿Por qué cancela series Netflix? La respuesta es sencilla, y es la misma que podríamos dar a la pregunta de por qué cancela series una cadena en abierto o una cadena de pago (expliqué en su día a fondo las diferencias): porque algunas series no son rentables. Las cadenas en abierto, por ejemplo, necesitan audiencia porque a su vez venden los anuncios a las marcas y, a más espectadores, más dinero pueden pedir por los anuncios.
Puede que Netflix no tenga la presión directa de la audiencia y de los anunciantes (y esto le da ventajas como poder arriesgarse un poco más, poder encargar varias temporadas del tirón, etc.), pero no por ello son unas "hermanitas de la caridad". Netflix es una empresa que quiere hacer dinero, y para eso necesitan suscriptores. Y para tener suscriptores, necesita series que la gente vea. Si hay títulos que ellos, con sus métricas, deciden que no son rentables porque no atraen nuevos suscriptores o no mantienen los que ya tienen, entonces para ellos no tiene sentido mantenerlos en emisión. Lo mismo que ocurre con las cadenas de pago, vamos.
Esto ha sido así siempre pero ahora parece que todavía con más razón. Desde que Netflix anunció su aventura produciendo sus propios contenidos, el presupuesto destinado a catálogo ha crecido considerablemente: de los 2400 millones de dólares en 2013 a los 15000 millones que esperan gastar este año. Lo que, según inversión, debería haber supuesto un gran año para Netflix ha resultado no serlo tanto: en el segundo trimestre de 2019, Netflix perdía suscriptores por primera vez en ocho años en EEUU y en territorios internacionales conseguía el peor crecimiento en tres años.
Tras la presentación de resultados, en Forbes publicaban un artículo muy crítico con Netflix ("La estrategia de contenido de Netflix está fracasando", lo titulaban), en el que se hacían eco de otra cifra igual de preocupante (o más) para la empresa: el coste de adquisición de cada usuario ha subido de 308 dólares en 2012 a 581 dólares en 2019. Esto significa, según sus cifras, que para que un usuario les sea rentable tiene que mantenerse durante casi cuatro años en el servicio.
Por todos estos motivos, Netflix ha subido precios este año en España y otros países. Ésa es una de las consecuencias. Otra, según The Information, que Netflix va a empezar a controlar mejor dónde gasta el dinero. Dicha publicación asegura que Ted Sarandos, "jefazo" de todo el contenido, explicó este verano a sus ejecutivos que se iba a acabar eso de gastar en proyectos que traen mucha publicidad pero que no consiguen atraer suscriptores. Ponía de ejemplo, todo según dicho medio, la película 'Triple Frontier', que costó 115 millones de dólares pero que no atrajo suficientes espectadores como para justificarlo.
Después de que The Information publicara la noticia, desde Netflix aseguraron que no había habido ningún "cambio en nuestros presupuestos de contenido" y tampoco en su estrategia de inversión. Pero lo cierto es que algo van a tener que hacer si, como decían en enero, en 2019 su inversión en contenidos llegará a su pico y esperan que en sucesivos años comience a bajar. ¿Gastar menos en catálogo cuando llegan gigantes como Disney y Apple a intentar hacerse con su trocito de pastel? Sólo tiene sentido si lo hacen de forma eficiente.
Resumiendo: Netflix no cancela más series que el resto, pero está en una posición delicada donde no le interesa (y seguramente no pueda permitirse) seguir invirtiendo sin miramientos en títulos no rentables. Por eso, y como decíamos en 2017, Netflix está cancelando series y va a seguir cancelando series, al igual que el resto de cadenas y plataformas. Pero existe una diferencia fundamental respecto al resto, y que quizá explique por qué las cancelaciones de Netflix y otros servicios de streaming duelen tanto...
Si tienes una serie en Netflix y llega su tercera temporada, ponte a temblar...
El gráfico que tenéis sobre estas líneas es casi auto explicativo. Mientras que las cadenas en abierto de EEUU, las que tradicionalmente nos surtían de series, suelen cancelar sus títulos en su primera temporada, Netflix suele esperar a la tercera. Todo esto, insisto, con datos de la temporada televisiva 2018 / 2019 y teniendo en cuenta como series canceladas aquellas que han sido canceladas repentinamente o aquellas a las que han confirmado su final.
Cómo funciona la televisión americana: poca paciencia y sindicación
¿Por qué son tan diferentes las dos curvas? Para entenderlo, primero hay que hacer un breve repaso a cómo funciona la televisión estadounidense. Aquí me voy a tomar la libertad de hacer un breve inciso: allá por 2009, en ¡Vaya Tele! (ahora Espinof) comenzamos un especial hablando de los entresijos del sector televisivo americano. Aunque los ejemplos están ya algo desfasados, sigue siendo una buena aproximación que explica desde la relación entre cadenas y productoras, hasta la audiencia pasando por el coste de los anuncios y los traspasos de series entre cadenas. Pero tranquilos, que no os voy a hacer leer todo eso. Vamos a hacer aquí un pequeño resumen.
Las cadenas en abierto allí dependen, como decía antes, de los anunciantes y, por tanto, de la audiencia. Esto significa que hay mucha presión en ellas ya que los espacios publicitarios los venden antes de cada temporada y si una serie no está a la altura y no entrega los espectadores que debe entregar... la cadena pierde dinero. Por eso tienen menos paciencia con las series.
Con las primeras temporadas, las cadenas estadounidenses en abierto (insisto, abierto, no de pago) no suelen tener piedad: a la más mínima duda, no renuevan. Otras tantas no llegan a eso y son incluso retiradas de parrilla en plena emisión. Pero, una vez sobreviven a la primera temporada y pasan de la segunda, es más probable que renueven y se conviertan en series más longevas. ¿Por qué? Sí, a medida que se hacen temporadas se encarecen los costes (principalmente equipo, contratos, etc.), pero entra en juego el jugoso premio de la sindicación.
Para los estudios y productoras, las series de televisión pierden dinero con las primeras temporadas. Ellos venden las series por debajo de lo que les cuesta hacerlas. Pero todo es sostenible porque, cuando la serie alcanza la cifra orientativa de 100 episodios (o cinco temporadas), las reposiciones comienzan a ser apetecibles para las cadenas locales, que buscan con ansia títulos con los que rellenar sus horas de programación. Pero ¿tanto dinero dan estas reposiciones? Es difícil encontrar cifras públicas, pero se dice que por ejemplo Warner Bros ingresa cada año 1.000 millones de dólares por las repeticiones de 'Friends'.
No todas las series son 'Friends', obviamente, pero esta cifra ya nos deja ver que es una práctica que mueve mucho dinero. Otra que citaba CNBC no hace mucho, proveniente según ellos de dos ejecutivos de la industria: si bien sólo entre el 2 y el 5% de las series que se hacen llegan a alcanzar la sindicación, el éxito en reposiciones de una o dos series sirve para financiar que se hagan hasta otras 35 producciones.
Netflix: suscriptores, suscriptores y suscriptores
Netflix, en cambio, busca suscriptores y tiene un presupuesto limitado para repartir entre catálogo de terceros, nuevas series propias y series propias que renuevan para mantener en parrilla. Y con todo eso tiene que "jugar" y configurar lo que luego los suscriptores podrán ver desde su aplicación. No hay sindicación de ningún tipo, ya que ellos acaparan todos los derechos.
Ya desde que comenzaron con sus originals mostraron al sector que ellos eran diferentes: a diferencia de las cadenas tradicionales, que piden siempre un episodio piloto de prueba antes de gastar mucho dinero en una primera temporada completa de una serie, Netflix iba por ahí con maletines repletos de dinero que aseguraban una o dos temporadas del tirón a grandes creadores, sin llegar a ver nada de lo que estaban comprando antes. Esto gusta y da seguridad a creadores y estudios (y mucho más dinero de lo que darían las cadenas), pero es más arriesgado. También es más caro, aunque a cambio ganan la distribución internacional de cada título.
Aunque no existen muchos detalles sobre los contratos y acuerdos a los que llega Netflix con las productoras, se rumorea que, a medida que los originals van sumando temporadas, va subiendo el coste considerablemente por "bonus" que Netflix empieza a pagar. "Mientras que los pagos son relativamente modestos después de la primera y segunda temporada, he escuchado que estos escalan a partir de la tercera temporada, especialmente para series de Netflix. A veces desde cientos de miles a millones de dólares", aseguran en el medio especializado Deadline.
Esto se suma a que habitualmente las series, ya de por sí, cada vez se van encareciendo más con el paso de las temporadas. Los contratos del equipo y del reparto, por ejemplo, se tienen que ir renovando. Mantener una serie tras una primera temporada discreta no les cuesta mucho dinero (y, según fuentes que cita Deadline, a veces lo hacen si tiene buenas críticas, si opta a premios o si en general se habla mucho de ella). Pero, una vez llegan las facturas importantes, se terminan los miramientos.
A que con cada temporada es más caro hacer una serie se suma otro factor importante: la repercusión. ¿Qué es más probable que te dé nuevos suscriptores: una nueva serie que puedes anunciar a bombo y platillo o una serie que ya lleva dos o tres años en antena pasando desapercibida? Lo primero, parece lógico pensar. Si una serie no ha despuntado en tres temporadas, lo más probable es que no lo haga nunca. Y ahí llega Netflix con sus estadísticas para decir "esta serie no nos es rentable" y sacar el "hacha" de cancelar.
"Nadie está sentado ahí y dice 'Oh, no puedo esperar a que vuelva Lost in Space'. Es un rectángulo más de los 500 que se ven en la pantalla, y cuando pagan 130 millones para añadir 10 nuevos episodios, todo lo que pasa es que hay 10 episodios más detrás de ese rectángulo. Ted Sarandos tiene que decidir '¿va alguien a suscribirse a Netflix porque hay más episodios detrás de ese rectángulo?'" (Declaraciones de un trabajador de la industria a Hollywood Reporter)
¿Y el resto de plataformas?
Y esto no es algo que afecte únicamente a Netflix. Lo podemos ver también con Amazon Prime Video, que esta temporada se ha "cargado" dos de sus clásicos tras sus cuartas temporadas: 'Transparent' y 'The Man in the High Castle'. El caso de Amazon es un poco diferente (menos inversión en contenidos propios, menos presión de suscriptores por formar parte del pack Prime con más ventajas...), pero igualmente busca series que animen a la gente a contratar (o mantener) su servicio.
Incluso HBO ha tenido bastantes cancelaciones en su tercera temporada aunque, a diferencia de los casos anteriores, tiene también algunas series que han llegado a superar la sexta temporada. De nuevo aquí no hay audiencia, hay suscriptores a su cadena de cable. El peso del streaming fuera de EEUU seguramente sea, y son teorías mías porque no hay cifras oficiales, totalmente residual. Aquí no hay un importante negocio con la sindicación (HBO apenas revende series y cuando lo hace hay polémica porque hay que "editarlos" para que puedan emitirse en el cable básico), pero sí ventas internacionales, merchandising, etc.
En qué se traduce todo esto
A raíz de esto hay una consecuencia clara, que podemos también ver en el gráfico que mostrábamos antes: en la era del streaming, las series son más cortas en lo que a temporadas se refiere. Sólo unas elegidas pasan la tercera temporada, y los grandes clásicos (podemos pensar en 'Orange is the New Black' o 'House of Cards') se quedan siempre en menos de diez temporadas. Ocho temporadas es el récord por ahora de Netflix, con 'Orange is the new Black' y 'Voltron'. En las cadenas en abierto, este año se cancelaron hasta seis series que superaban las diez temporadas.
Aquí, un breve apunte: en la temporada actual, que comenzó este mes de septiembre, estamos viendo un pequeño giro en el comportamiento de Netflix: series como 'GLOW' o 'Dead White People' han sido renovadas por una cuarta temporada que desde Netflix ya han confirmado como última. Esto puede permitir a los creadores preparar un final de la serie con antelación y sin dejar muchas tramas abiertas. ¿Nueva tendencia a la vista? Lo iremos viendo.
Con Amazon Prime Video vemos una tendencia similar, pero es cierto que no es un servicio independiente y que aquí el vídeo bajo demanda es un "extra" que aporta más valor a una suscripción premium que incluye otras cosas. ¿Pasará lo mismo y veremos series más cortas en alternativas como Apple TV+ y Disney+? No parece descabellado pensar que sí: al igual que Netflix, estos servicios buscan suscriptores, y todo lo que hemos explicado anteriormente es perfectamente aplicable.
"50 son los nuevos 100", decía Deadline citando a un trabajador de la industria. Antes, lo normal era que una serie de network se cancelara o bien en la primera temporada o bien pasando el límite teórico de la sindicación con los 100 episodios. Si llegaba a la tercera... lo más rentable para todos (cadena, estudio, etc.) es que se mantuviera en emisión hasta llegar a sindicación. Ahora, sin la sindicación en juego, con costes que ascienden temporada a temporada y con la necesidad de estrenar cosas nuevas que atraigan suscriptores, es muy difícil que una serie llegue a las cinco temporadas en una plataforma de streaming.
Imagen de portada | Thibault Penin (Unsplash)
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La noticia La "maldición" de la tercera temporada en Netflix: por qué las series de streaming tienen menos capítulos fue publicada originalmente en Xataka por María González .
Gracias a María González
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