miércoles, 4 de enero de 2017

El día que fabricamos portátiles casi tan finos como los últimos móviles de moda

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Qué duda cabe que los smartphones han influido, y mucho, en el desarrollo de la informática en general y de los portátiles en particular.

Se siguen vendiendo ordenadores personales, aunque los de sobremesa parecen casi relegados al mundo de la oficina. Los portátiles, mientras tanto, han sido los grandes amenazados por el auge de la movilidad de bolsillo.

Pero, quizá también por eso, ha sido uno de los segmentos de producto en los que más se ha innovado, especialmente en diseño y experiencia de usuario.

Algo más que meter en la mochila

Con el paso de los años hemos aprendido y certificado que cada producto tiene su espacio, utilidad y zona de confort. Y aunque es probable que muchos de los smartphones que llevemos en nuestros bolsillos tengan procesadores más potentes que nuestro ordenador, lo cierto es que para tareas de productividad sigue habiendo un rey indiscutible.

El portátil sigue siendo el producto idóneo para tareas como edición de textos, imágenes o vídeos. Pero nada tienen que ver los modelos actuales con las máquinas de hace apenas unos años.

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Los portátiles actuales son, casi, tan finos como los últimos smartphones lanzados al mercado. Para que te hagas una idea: el portátil ZenBook 3 mide solo 11,9 mm de ancho. Mientras, el smartphone ZenFone 3 (el último de la factoría) son 7,9 milímetros lo que tiene de grosor.

Desechando componentes

¿Cómo hemos llegado a este lugar? Pues poniendo a dieta a los portátiles.

Evidentemente, no es la única razón, pero es cierto que con el avance de la tecnología, los portátiles han ido perdiendo parte de su peso y de su cuerpo. Algo que se ha logrado dejando de incluir algunos componentes que, con el paso del tiempo, acabaron por no ser tan útiles como antaño.

Por ejemplo, las unidades lectoras/grabadoras de CD y DVD. En su momento fueron un componente clave para la supervivencia y utilidad de cualquier ordenador, incluido el portátil. Pero con el auge de las tecnologías en la nube y la mejora de los puertos de conexión, como los USB, los fabricantes de portátiles pudieron reemplazar estas unidades ópticas por más puertos de conexión y ampliación.

La miniaturización de los componentes ayuda a reducir las dimensiones de los portátiles

No en vano, estas unidades ópticas dejaron de tener sentido por dos razones fundamentales. Por un lado, para poder instalar programas en el portátil. El aumento de la capacidad de las unidades flash USB, el mayor ancho de banda de las redes para poder descargar de Internet los programas y el uso cada vez mayor de opciones en la nube hicieron innecesario, por este orden, que ya no fuera obligatorio una unidad de CD/DVD para este propósito. Y, de la misma forma, el poder compartir documentos (incluidos multimedia) mediante opciones de flash USB y a través de Internet también eludía la obligación de incluir estas unidades ópticas.

Unidad Dvd

Puede parecer una cuestión menor, pero basta tener en cuenta que solo estas unidades medían, como mínimo, 9,5 milímetros para darse cuenta del ahorro de espacio y de ancho que suponen.

¿Disco duro? Mejor una SSD

Casi tan importante o más que el componente de las unidades ópticas lo es el asunto del almacenamiento. Y por varias razones.

La mejora de las conexiones de banda ancha también ha ayudado a eliminar componentes

Los discos duros tradicionales eran bastante más voluminosos y pesados que cualquier unidad SSD que se precie. Además, los discos duros exigen, en la mayoría de los casos, la presencia de un ventilador que evite que el ordenador se caliente en exceso por la rotación de los discos que conforman la unidad de almacenamiento. Algo que, además, añade un molesto ruido, además del consabido aumento de peso y tamaño y la pérdida de espacio para aprovecharlo para otros componentes.

Eso, por no hablar de la mejora en el rendimiento y velocidad que se consigue con las SSD frente a los discos duros tradicionales. E, insistimos, si lo que te preocupa es la cantidad de espacio disponible para guardar archivos, puedes hacer uso de unidades de almacenamiento externas o de sistemas de almacenaje en la nube.

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Bendita miniaturización

El avance de la tecnología no solo permite que tengamos cada vez más potencia, sino que la podamos disfrutar en dispositivos más pequeños.

Esa miniaturización puede aplicarse a (casi) todos los elementos de los portátiles: procesadores, discos duros, tarjetas de red, puertos de ampliación, pantallas… Al ser todos los componentes mucho más pequeños, la caja en la que tienen que venir ensamblados también reduce considerablemente sus dimensiones.

Las medidas de los portátiles se parecen cada vez más a las de los smartphones

Además, más pequeño no significa menos potente, más bien al contrario. Casi al mismo ritmo que se reducen las dimensiones de estas partes tan importantes de la informática tradicional la mejora en rendimiento se hace patente.

Los beneficios, pues, son evidentes: no sólo conseguimos máquinas potentes, sino que logramos que sean ligeras y pequeñas, lo que permiten que quepan casi en cualquier bolso o mochila sin que suponga una pesada carga que llevar encima.

La pantalla y el teclado, factor diferencial

¿Llegaremos algún día a tener un portátil tan fino como un smartphone? Muy probablemente. Es más, puede que ese día no esté del todo lejos.

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¿Por qué? Basta mirar con los nuevos modelos de portátiles, como el ASUS Transformer 3. Sus 8,35 mm de grosor apenas le separan 0,4 milímetros de los smartphones.

Es cierto que el teclado externo no está contado en estas medidas, pero no es menos cierto que, pese a ser uno QWERTY, sus dimensiones también están verdaderamente ajustadas. Y tampoco es menos cierto que el caballete que incluye este Transfomer (y que te permite sostener de manera inclinada la pantalla) sí está incluido en las medidas oficiales.

Por tanto, el teclado completo y, sobre todo, las dimensiones de la pantalla, condicionan mucho las medidas y el peso de los portátiles frente a los smartphones. Pero al igual que el primer ordenador del mundo era como una habitación de grande y su memoria apenas daba para 64 palabras de 22 bits, el futuro se antoja muy prometedor para poder llegar a tener portátiles incluso más finos y ligeros que un smartphone.

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